Bastantes problemas tiene ya la Unión Europea y sus países miembros en la lucha contra el Coronavirus como para atender la misiva que envió el Sr. Torra dirigida al Consejo Europeo, la Comisión Europea y otros organismos. La carta, que ya ha sido reproducida en los medios, es una crítica velada al Gobierno de España por las decisiones tomadas en relación con la gestión de la crisis de coronavirus y, al mismo tiempo, promociona de forma explícita el buen hacer del gobierno catalán. Así, Torra ensalza el trabajo que se está haciendo desde las áreas de salud, protección civil o interior a fin de que las medidas de confinamiento de la población sean efectivas. Lo curioso es que hace pocos días que él mismo se estaba quejando en la BBC de que los catalanes no estábamos confinados cuando todo el mundo sabe menos él, por lo que parece, que los españoles, salvo excepciones, estamos confinados desde que el Gobierno de España decretó el estado de alarma.

El contenido de la carta es de una inconsistencia supina precisamente porque quien la suscribe, el Sr. Torra, es el primero que incumple lo que predica. Según sus palabras, para que la gestión de la crisis del coronavirus sea un éxito es necesario que se asegure al máximo la coordinación entre todos los niveles de gobernanza: local, regional, estatal y europeo, y eso es justamente lo que no está haciendo. Coordinación significa respeto a las competencias que corresponden a cada una de las administraciones implicadas en la gestión y lealtad con el superior jerárquico, en este caso con el Gobierno de España.  

¿Y qué es lo que hace en su lugar? Obvia que Cataluña es una región y envía una carta al Presidente del Consejo Europeo, institución formada por los jefes de Estado y de Gobierno de los países miembros de la Unión Europea (no por los representantes de las entidades subestatales, que para eso tienen al Comité de las Regiones). En esta carta explica que ha pedido al ejecutivo español que adopte una serie de medidas que ya de por sí implican una crítica encubierta.

Más allá de la opinión que nos pueda merecer la gestión del ejecutivo ante esta tremenda y dolorosa crisis sanitaria, la actitud del Sr. Torra supone una clara deslealtad no sólo con las instituciones del Estado, sino también con los catalanes. Su intención, que no es otra que la de desgastar a España (incluida Cataluña) ante la opinión pública internacional, no va a conseguir nada porque nadie le hace caso, pero a costa de destruir. 

Si de verdad quiere acabar con el drama del coronavirus lo único que se le pide al ejecutivo catalán es que atienda los problemas de los enfermos, del personal sanitario, que empiece a pensar qué hacer con la crisis económica y social que se avecina, que reme junto al resto de Comunidades Autónomas y atienda las instrucciones del Gobierno de España. Eso es coordinación para que todos salgamos adelante. Lo demás es sobrero, inútil, y además hace daño.