Mientras duermes es una inquietante película, rodada en un edificio del Eixample barcelonés, protagonizada por un genial Luis Tosar que hace de portero del inmueble, y su objetivo es amargar la vida los vecinos de la escalera. Especialmente a quienes parecen más felices. Lo hace porque amargar la vida a los vecinos le produce placer.

Es un caso extremo de psicopatía, pero un caso leve lo padecemos, según confesó el guionista del film, casi todos los humanos. Él mismo, que es de Turín y amante de la Juve, disfruta viendo la tristeza de los aficionados del Inter o del Milán cuando pierden. No es un rasgo exclusivamente italiano, pues lo conocemos en España, ¿verdad?

No solamente sucede en el mundo del fútbol, también en el de la política, y no deja de ser una leve psicopatía que padecen todas las personas que viven la política con la pasión del futbol. ¡Bienaventurados sean quienes no tengan esta psicopatía política, porque vivirán más dichosos!

Si en 2003 los socialistas catalanes celebraron la amarga victoria de Artur Mas con el invento del Tripartit de Maragall, ahora disfrutan los indepes con las trifulcas socialistas

Si en 2003 los socialistas catalanes celebraron la amarga victoria de Artur Mas con el invento del Tripartit de Maragall, ahora disfrutan los indepes con las trifulcas socialistas. Y, por una vez, coinciden los separatas con Susana Díaz y con quienes defienden castigar al PSC expulsándole de los órganos de dirección del PSOE.

Para los socialistas más ortodoxos se trata de la purga de San Benito necesaria para revitalizar la anemia del cuerpo socialista. Los indepes porque todo lo que sea minar al partido socialista es fortalecer al separatismo. La política acuesta en la misma cama a extraños compañeros de viaje.

Entiendo la actitud del PSC y también la del PSOE. Pero, si pongo las luces largas mirando atrás, me acuerdo de cuando en 2010 los socialistas catalanes se abstuvieron para dejar gobernar a Artur Mas, pensando que con esa abstención podrían pactar con CiU; pero Mas prefirió hacerlo con el PP de Alicia Sánchez-Camacho en esos extraños compañeros de cama que provoca la política.

Yo, por supuesto, espero y deseo, que el PSOE no coja la guillotina, corte cabezas y opte por abrir una sección catalana del PSOE. De hacerlo, sería un desastre descomunal porque es la lluvia dorada a la que aspiran los indepes. No me gustaría que tuvieran semejante orgasmo.

Entiendo la actitud del PSC y también la del PSOE. Pero, si pongo las luces largas mirando atrás, me acuerdo de cuando en 2010 los socialistas catalanes se abstuvieron para dejar gobernar a Mas

Hablando de orgasmos políticos, si alguien me oye en el PSC, le propongo este envite: como el PSOE se ha quedado sin secretario general, que proponga a Josep Borrell como su candidato. En Cataluña sería un golpe al PP y también a Ciudadanos porque Borrell se ha convertido en un valladar dialécticamente inexpugnable para los separatas.

Tengan por seguro que un servidor se convertiría en su paladín. No porque, como yo, sea de Lleida, aunque eso también juega a favor. Borrell, un catalán sin complejos, secretario general del PSOE, y Eduardo Madina, portavoz socialista en el Congreso. A Madina lo respeto por su hoja de servicios. ETA atentó contra él y, si los etarras colocan a uno en su punto de mira, mi instinto es defenderlo; porque como decían los batasunos en los años de plomo: "Algo habrá hecho".

Yo también tengo una leve psicopatía como explicó Alberto Marini, el guionista de Mientras duermes.