No solo por las pensiones. No solo porque los mayores, los abuelos, han decidido protestar y manifestarse. Que ya es. Sino porque llevamos muchos años, casi lo que va de siglo, con una inercia suicida difícil de explicar. En caída libre. Pasotismo. Desilusión. Sin metas que conquistar. Dejar estar, dejar pasar. Que hagan lo que quieran, siempre lo hacen... Y mientras, las élites económicas y políticas han hecho de España lo que les ha dado la real gana. Sin control. Sin responsabilidad. Sin mirar al ciudadano a pesar de que lo estaba embaucando, engañando y explotando. Pero todas las sociedades tienen su tiempo muerto. Y su final. Y en España se está terminando el tiempo muerto. Y a los españoles le están entrando temblores de piernas, como cuando se asiste de espectador a un acontecimiento violento. Se tensan. Y a la vez la sociedad está rumiando su desencanto. Algo está fermentando en su interior. Al fermentar, crece. Rebosa. Termina expandiéndose por el suelo sin control. Como la masa del pan en la artesa. Crece y se desborda al suelo salvo que lo dividas en hogazas y las metas al horno. Peligra esta sociedad. Algo está fermentando y no sabemos qué saldrá.

La clase dirigente deja mucho que desear. No ha tenido altura de miras, si alguna vez los dirigentes la tienen. Han vendido a la sociedad falsedad y sacrificios. Sin recompensa. Sin miramiento alguno. Con crisis y sin crisis. Gobiernan para sí, siempre. Los ciudadanos les importa un comino, un huevo, para ser más claro. Está claro que los jubilados tienen toda la razón para protestar. No solo han mantenido a innumerables familias sino que los han maltratado. Fueron a por ellos. En cinco años le han subido la pensión 10 euros. ¡Toma ya! Son los hombres y mujeres que han levantado España. Y ahora dice el ministro Montoro que va a incluir una deducción en la cuota del IRPF de los pensionistas. Promesa vacía. La mayoría de ellos ya están exentos de pagar el IRPF. La mayoría cobra menos de 12.000 euros al año. Son los que más han trabajado. No los políticos de turno que no saben lo que es trabajar. Y se aseguran una gran jubilación por pasearse dos legislaturas por la casa del circo llamada Congreso. O Senado. O cortes autonómicas. ¡Vaya degeneración!

Los españoles pedían pan y recibían garrotazos. Siempre igual en esta España nuestra. Y esta sociedad está fermentando. Y puede reventar la masa. E ir a por vosotros, dirigentes. No quedará nadie para ayudaros

En estos años de la llamada crisis no se ha salvado nadie de los recortes. Ni sanidad, ni educación, ni médicos, ni profesores, ni funcionarios. Ellos tienen todas esas funciones aseguradas. Recordamos las protestas de hace unos años y ¿qué nos contestaron los dirigentes? Nos mandaron a los antidisturbios para doblarnos las costillas. Se provocó millones de parados y también a ellos les quitaron lo poco que les quedaba. ¡Qué se jodan! Gritó alguna diputada en el Parlamento.

Como teníamos mucho, vinieron los bancos a quitarnos lo poco que teníamos y los dirigentes les ayudaron. A ellos, a los bancos, no a los ciudadanos. Nuevas protestas, nuevos palos. Y llegaron los desahucios. Y los bancos apretaron la soga al cuello de los ciudadanos. Y los gobernantes mandaron a su policía a expulsar a las familias de sus casas porque no podían pagar la hipoteca. Sin casa y sin dinero. Dio lo mismo que el tribunal europeo y los jueces españoles dictasen que las hipotecas españolas son ilegales y abusivas. Dio lo mismo. Ayuda a los bancos. Privilegios con las preferentes. Privilegios con los desahucios. Nadie evitó nada. El Gobierno miró para otro lado. No hubo soluciones. Los españoles pedían pan y recibían garrotazos. Siempre igual en esta España nuestra. Y esta sociedad está fermentando. Y puede reventar la masa. E ir a por vosotros, dirigentes. No quedará nadie para ayudaros. Seréis perseguidos. Pediréis justicia, la que negasteis a los ciudadanos. Pediréis ayuda y nadie os la dará. Os sentiréis acosados por los que antes sufrieron vuestro acoso.

Es hora de tomar medidas. Cortar el aumento de la pobreza y la desigualdad. Encerrar a los ladrones que ahora andan sueltos. Y que devuelvan lo robado. ¿Lo creemos? No. Recuperar la democracia porque esta sociedad cada día tiene menos democracia. Demasiadas leyes restrictivas. Habrá que evitar el odio, la pobreza y la desesperación, porque esto empuja a la sociedad por el barranco del suicidio. Y ante el precipicio puede estallar. La sociedad está fermentando y nadie se ocupa de hacer el pan. Estos dirigentes no sirven como panaderos. Pero la masa sigue fermentando. Cuidado.