Vaya por delante que me considero un auténtico fan de Tamara Falcó. Soy un incondicional de esa mujer y tan solo echo de menos no conocerla en persona y mantener una sincera amistad con ella. Al hilo de lo sucedido entre ella y el señor Onieva debemos recordar lo que dice el Código Civil. El artículo 43 establece que el incumplimiento sin causa de la promesa cierta de matrimonio hecha por persona mayor de edad o por menor emancipado solo producirá la obligación de resarcir a la otra parte de los gastos hechos y las obligaciones contraídas en consideración al matrimonio prometido.

Sentado lo anterior, debemos hacernos una serie de preguntas. ¿Había promesa cierta de matrimonio entre el señor Onieva y Tamara? Sí, por cuanto lucía el anillo de compromiso y se había anunciado el bodorrio para el 17 de junio de 2023 en el palacio de El Rincón ¿Ha habido incumplimiento de la promesa de matrimonio? Sí, porque la propia Tamara ha dicho que “para los cuernos es muy cuadriculada” reconociendo haberle dicho a Onieva “que sepas que me da igual si han sido seis o una, como esto sea verdad, aquí se acaba todo”. Es decir, ha sido Tamara quien ha incumplido la promesa de matrimonio.

La pregunta clave es: ¿ha habido causa para incumplir la promesa de matrimonio? Ahí está el detalle, que decía Cantinflas. La actual legislación no establece qué se puede establecer como causa para incumplir la promesa. Antiguamente se entendía como causas justas la existencia de "defecto oculto" (enfermedad contagiosa, o estuviese cargado de deudas) o la "fornicación voluntaria": "Por este pecado se hacen mutuamente sospechosos de que tampoco en lo futuro guardaran fidelidad; y por esto puede cada uno mirar por sí contra el otro, disolviendo los esponsales", entre otras cuestiones. Es decir, se preveía la cornamenta previa al matrimonio como causa para no cumplir la promesa de matrimonio. Pero ahora no.

Ahora la ley deja cojos a los seguidores de Tamara. Sufrimos un auténtico desamparo legal ante esta situación de cuerno previo. Mi alma de abogado me lleva a intentar ser todo lo objetivo posible e ignoro hasta qué punto Tamara puede incumplir la promesa matrimonial, pero mi corazón está con la señora marquesa de Griñón. De hecho, mi apoyo es tan incondicional que no hago sino pensar en que nuestra sin par socialité podría correr el riesgo de no tener descendencia. Con ello se perdería una parte importante de tan rancio abolengo, los Griñón Preysler, que tanta vidilla nos han dado a los infelices mortales. Por esto le animamos a buscar a alguien que no sea tan espumoso como Íñigo.

Tamara, busca alguno que sea algo más sensato, que tenga ya un recorrido. Alguien con la suficiente mundología, buen humor, tablas, salero, prestancia, clase y cierta diferencia de edad que le haga merecedor de una distancia de cualquier clase de coqueteo o flirteo con modelos brasileñas. Y, si puede ser, de Barcelona. Ampliarás horizontes viniendo por Cataluña y seguro que, de paso, tu simpatía acaba con el independentismo sin necesidad de más bronca.