Pensamiento

Suerte que el 9 de noviembre aún queda lejos

31 enero, 2014 08:46

A los que nos fastidia el debate soberanista, la perspectiva de que se acabase como antes mejor nos encantaría. De hecho, conozco gente que se ha hecho independentista "temporal". Es decir, que piden la independencia para que se deje de hablar de ella, una vez conseguida. Entienden que es una reivindicación ajena a la solidaridad y que oculta los verdaderos problemas cotidianos de los ciudadanos. "¡Cuando seamos independientes, podremos poneros a hablar de las cosas serias de una vez!", reflexionan.

El panorama se deteriora cada día que pasa. Los medios de comunicación públicos catalanes ruedan pendiente abajo arrastrados por el sectarismo pro-gubernamental sin que nadie parezca avergonzarse por ello o tener interés en frenar esa espiral

¿Será así? ¡Tengo mis dudas! Evidentemente, saltaríamos a un estadio diferente, donde, quizás no de entrada pero si pasado un cierto tiempo, habría que buscar nuevos enemigos, retirada Madrid como excusa para todos los males catalanes.

De entrada, cuando ví que se convocaba la consulta para el 9 de noviembre pensé que 2014 sería un año largo, muy largo. Que haría falta mucha paciencia para esperar el día de la votación popular. Desde hace unos días, sin embargo, empiezo a pensar que la decisión más sensata es disfrutar al máximo cada día que nos separa de aquella fecha, porque como más se acerca, más miedo da.

Artur Mas dice que no convocará una consulta que no sea legal, pero cuando el Gobierno de Madrid le dice que no lo será, él se hace como el que oye llover. Oriol Junqueras parece que se granjea más simpatías populares y de los medios afines a la causa cuanto más grande es la barbaridad que suelta. Ya sea clamar porque la economía catalana se detenga una semana (¿pagará él los sueldos de los catalanes que no quieran hacer huelga?) o decir que la consulta se hará porque Europa la impondrá (ya hemos visto el entusiasmo como Europa ha acogido las cartas de presentación del problema por parte del presidente de la Generalidad).

Una incursión en los medios digitales o las televisiones derechistas españolas que sintonizan en mi televisor pone los pelos de punta. Mientras en Cataluña hay gente que cree que una independencia en el siglo XXI es lo mismo que hace cien años, en Madrid no faltan quienes aun piensan que estamos en los tiempos en que los militares daban golpes de Estado, como en 1981.

El panorama se deteriora cada día que pasa. Los medios de comunicación públicos catalanes ruedan pendiente abajo arrastrados por el sectarismo pro-gubernamental sin que nadie parezca avergonzarse por ello o tener interés en frenar esa espiral.

Tiempo ha, a los pequeños se les espantaba diciéndoles que venía el lobo. Ahora, a muchos adultos nos espantan diciendo que viene la consulta.