Steve Bannon, un Atila posmoderno

Santiago Mondejar
8 min

Durante una reciente entrevista conducida por Nigel Farage en LBC (una popular emisora de radio británica), Steve Bannon llamó abiertamente y sin pudor a todos los populistas del nacionalismo racial europeo a "levantarse en armas" para emprender una guerra que destruya el modelo de orden liberal de la posguerra que sustenta al europeísmo. Steve Bannon (de 65 años), un personaje que parece encarnar a un supervillano de una película de James Bond, es un exteniente de la marina estadounidense, banquero de Goldman Sachs y productor de cine que se autodefine como católico practicante y "sionista cristiano". De hecho, una de sus primeras apariciones públicas tuvo lugar en 2014, cuando compartió su cosmovisión ante una audiencia compuesta por grupos católicos ultraconservadores en un palacete del Vaticano. Sin embargo, Steve Bannon no alcanzó notoriedad internacional hasta convertirse en el arquitecto principal del mensaje de campaña populista de Donald Trump, jugando un papel crucial dentro y fuera de la administración Trump pulsando las teclas que provocan el mayor número de reacciones paulovianas entre los segmentos de la población más proclives a los prejuicios raciales.

Como director de Breitbart News, un portal de propagación de hechos alternativos calificado por él mismo con una "máquina de matar" y que fue clave para la victoria de los partidarios del brexit en junio de 2016, desarrolló entonces y durante la campaña de Trump la plantilla que ahora quiere implantar en Europa para promover una revuelta nacional-populista contra lo que él llama "élites globalistas". El modelo de Bannon es asombrosamente burdo, a pesar de haberse inspirado tanto en los hermanos Graco de la antigua Roma como en el Benito Mussolini de la contemporánea. Bannon, que es un estudioso compulsivo de la historia, ha sistematizado los rasgos fundamentales del populismo desde los tiempos de Plutarco hasta nuestros días, hasta crear un "kit populista" reusable en cualquier país occidental por un puñado de partidos antisistema, que Bannon manipula con el apasionamiento de un místico carismático.

Bannon pasó a un segundo plano en la corte de Donald Trump tras la publicación de un libro en el que ventilaba los trapos sucios de la familia del presidente norteamericano y una entrevista en la revista de izquierdas American Prospect, donde hizo una serie de comentarios sobre el comercio con China y la política hacia Corea del Norte que parecían marcar la política presidencial y que provocaron un ataque de celos a Donald Trump, quien no tardó en enseñarle la puerta de la Casa Blanca.

Sin embargo, lejos de haber desaparecido en el ostracismo, Steve Bannon ha apretado el acelerador de su cruzada ideológica contra el cosmopolitismo, trabajando estrechamente con lo más granado de la extrema derecha europea, manteniendo frecuentes reuniones de trabajo con Marine Le Pen del francés Front National, Viktor Orban del húngaro Fidesz, Beatrix von Storch del alemán AfD, Rafael Bardají del español Vox, Geert Wilders del holandés Partij voor de Vrijheid y Matteo Salvini del italiano la Lega, orquestando una santa alianza cuyo programa máximo es la demolición del proyecto europeo. Steve Bannon está convencido de que es la hora de su causa, y que es el momento en el que sus acólitos planten cara sin complejos: durante un encuentro con los electrizados partidarios de Le Pen, exclamó: "Dejad que os llamen racistas, xenófobos, nativistas, homofóbicos, misóginos: ostentad estos distintivos con orgullo".

El surgimiento de estos partidos antieuropeístas no es casual ni ocurre en el vacío. A estas alturas, es ya innegable que la confluencia de los intereses de Putin y los de Trump están alentando la actividad de esta internacional populista para desestabilizar el proyecto europeo: el aislacionismo de Trump favorece las tesis de un eurocontinentalismo que propicia el expansionismo de Putin. Desde Rusia, multimillonarios como Konstantin Malofeev proporcionan plataformas como el think tank ruso Katehon para divulgar contenidos de ideología ultraderechista por toda Europa, mientras que otros oligarcas como Alexander Ionov, líder del Movimiento Antiglobalización de Rusia, organizan en Moscú un congreso anual de movimientos separatistas y secesionistas europeos. El entreguismo de Donald Trump ante Putin en su reciente encuentro en Helsinki, contrasta con la rudeza que emplea el presidente norteamericano frente a supuestos aliados como Angela Merkel, contra quien hace declaraciones públicas –aplaudidas entusiásticamente por Steve Bannon– que sólo pueden buscar minar la credibilidad de la canciller alemana entre sus votantes, para favorecer que partidos como Alternativa por Alemania lleguen al poder, del mismo modo que las exigencias de Trump a los miembros de la OTAN para que subsidien a la industria militar americana buscan desestabilizar a la UE poniendo en riesgo las políticas sociales europeas.

La próxima parada en la marcha sobre Europa de Steve Bannon está en las elecciones europeas del próximo año, que Bannon planteará como un plebiscito entre la Europa de las élites, de la inmigración y la precariedad laboral, y la Europa tradicional, de las personas y del trabajo, tal y como ya ha anunciado Salvini, pieza clave en la estrategia de Bannon, y que ya ha mostrado sus cartas  al posicionarse a favor de levantar las sanciones a Rusia.

Los partidos políticos europeos, tanto a la derecha como a la izquierda, hace décadas que han sido consumidores ideológicos de los pensadores políticos estadounidenses, desde el Milton Friedman que dio cuerpo al thatcherismo, hasta el Al From que concibió la Tercera Vía socialdemócrata. Esta vez, sin embargo, el presidente de los EEUU quiere hacer grande a América a costa de empequeñecer a Europa, por lo que sus políticos tendrán que hacer un esfuerzo urgente por rearmarse ideológicamente y hacer política con mayúsculas, presentando batalla a la amenaza de quienes, de la mano de Bannon, quieren arrasar nuestro modo de vida, como en su día lo hizo Atila.

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Santiago Mondejar

Consultor estratégico empresarial especializado en la optimización del rendimiento del negocio en términos de operaciones, rentabilidad, gestión y crecimiento.