Pensamiento

Stéphane Dion les dio un buen baño

12 marzo, 2014 08:24

¿Para qué trajeron los Federalistes d´Esquerres a Stéphane Dion? ¿Para hallar un rayo de esperanza? ¿Que se le escapase cualquier cosa a la que agarrarse? ¿Para convencerlo (son capaces) de que lo suyo es justo y necesario?

A un independentista no se satisface jamás con nada que no sea maximalista. Le das el dedo y ya has visto el brazo. Y eso para empezar. Es más, muy acertado en que esta política de contentamiento conduce a que al final se invierta la "carga de la prueba"

Pocas veces en mi vida he oído una disertación con la contundencia de Dion. Fue este lunes, día 10 de marzo, en la Facultad de Filosofía. Mis compañeros y yo estuvimos toda la velada dando cabezazos de aprobación y haciendo gestos de ¡pues claro! en grado epiléptico. En realidad, no tendrían que haber hecho el gasto. Cualquiera de UPYD (por mencionar algún partido no nacionalista, que conste) les podría haber explicado lo mismo de pe a pa. Que empezara ya entrando a matar con lo de que "secesión y democracia son incompatibles" nos introdujo en un estado de levitación tántrica que no abandonamos hasta que el quebequés terminó dando las gracias. Gracias, las suyas, caballero.

Una de las cosas que más me gustaron fue que dijera que la idea del "contentamiento" era del todo desesperanzada además de contraproducente. A un independentista no se satisface jamás con nada que no sea maximalista. Le das el dedo y ya has visto el brazo. Y eso para empezar. Es más, muy acertado en que esta política de contentamiento conduce a que al final se invierta la "carga de la prueba" y sean los propios no independentista quienes tengan que probar que las fantasías enfervorizadas de los secesionistas carecen de base. ¿Cómo no se me ocurrió lo de la "carga de la prueba", tantos años de "escéptica"? ¿Será porque no soy Stéphane Dion y carezco de su meridiana perspicacia? Por ahí va seguro. Reconozco humildemente que dijo todo lo que venimos diciendo desde hace años pero con una exposición particularmente brillante y una jerarquización de elementos tan ordenada que convirtió su discurso en una joya para los siglos.

No sé si habría más combatividad en las intervenciones del público, pues tuve que marchar antes de finalizar el acto. Justo después de las apocadas preguntas que le expusieron (en francés, la mayoría de la sala estaba entre el PREU y el COU) algunos miembros de la mesa. Solo un desolado Luis Bassets (creo que era él, no vi bien su rostro) quiso reivindicar nuestra evidente victimización y acusar al Gobierno español de no haber dado ningún paso en la línea de ese "contentamiento" que Dion tan expresamente denunciaba, y que, al contrario, lo que vivimos actualmente es una afrentosa involución centralizadora. Por suerte para él no explicó que se refería a maldades como que los tribunales dieran la razón a quienes suplican un miserable 25% de español en la escuela, por ejemplo. Me hubiera encantado. El elegante y enjuto Dion se le hubiera comido la cabeza de un bocado. Evidentemente, sabía el hombre con qué personal estaba tratando. Por si acaso, ante federalistas muy de esquerres pero que abogan por un federalismo de asimetrías inequívocas, ya había dejado caer su antipatía ante conceptos como "naciones históricas" versus "administrativas", desgraciadas entidades estas últimas, sin lengua ni cultura "propias", que no merecen platea.

Por favor, háganse con su discurso, escrito y pronunciado además en español. Dion sí debe valorar esa minucia de los 495 millones de hablantes.