Pensamiento

Somescola no representa a todos los ciudadanos

23 junio, 2014 08:45

El pasado sábado 14 de junio Somescola lideró una manifestación para rechazar la LOMCE, para exigir la insumisión a las últimas sentencias del TSJC respecto a introducir el 25% de las asignaturas en castellano y para reafirmarse a favor de una enseñanza monolingüe.

Somescola consiguió que en varias escuelas de primaria los niños y niñas hicieran disfraces y pancartas para la manifestación, sin que de ningún modo se consultara a los padres

Como siempre, una manifestación de algunos fue calificada de "clamor del pueblo". Durante semanas, todos los medios públicos y todos los privados subvencionados hicieron incesantes llamadas a que el "pueblo" reaccionara ante el supuesto ataque de las leyes españolas al sistema de inmersión. Esta vez, sin embargo, se fue más lejos que otras veces.

La razón está en que las escuelas colaboraron activamente en la preparación de la manifestación y se dio por hecho que "toda la comunidad educativa" apoyaba la manifestación e iría. Somescola consiguió que en varias escuelas de primaria los niños y niñas hicieran disfraces y pancartas para la manifestación, sin que de ningún modo se consultara a los padres. Respecto a los profesores, Somescola envió un mail, instando a ir a la manifestación, a las direcciones de todas las escuelas públicas y concertadas para que estos lo reenviaran a todos los profesores de sus centros. La consigna era clara: todos, alumnos y profesores, a la manifestación pro-inmersión. Incluso las AMPAS se involucraron: la práctica mayoría de ellas envió mails a los padres animándoles a asistir.

¿Qué decían los mails de las AMPAS? Invariablemente, repetían todo el lenguaje de guerra que el nacionalismo ha introducido en este tema: ante el ataque de Wert y los tribunales al catalán, la comunidad educativa reacciona con firmeza con una protesta y un desacato a la ley.

Resulta chocante leer, por ejemplo, el mail del AMPA enviado a las familias de un colegio como la Escuela Pia-Diputación de Barcelona, cuyos los alumnos son mayoritariamente de familias de clase media, profesionales y empresarios. El mail anima a las familias a las barricadas ante el ataque perpetrado por la España opresora. No cumpliremos la ley, dicen.

Se nos pide desvincularnos de la ley para pasar a ser un pueblo homogéneo guiado por su voluntad. Y eso es lo que es inédito en una democracia contemporánea europea

Realmente, es una situación inédita observar esta huida del espacio jurídico civilizado llevada a cabo por la Generalidad. La escena de la manifestación del sábado era ilustrativa de esta fuga: ante una pancarta que decía "Desobediencia" pasaban sonriendo políticos, sindicalistas, responsables educativos, responsables institucionales y familias con niños. El mundo al revés: todas estas personas deberían estar pidiendo, si acaso, el respeto a las leyes y explicando la necesidad que tenemos de ellas como garantes de la democracia, los derechos civiles y la convivencia. Pero no, lo que se nos exige desde la instituciones catalanas a todos los ciudadanos es lo contrario: se nos pide desvincularnos de la ley para pasar a ser un pueblo homogéneo guiado por su voluntad. Y eso es lo que es inédito en una democracia contemporánea europea. ¿Cómo puede terminar esta huida de la ley? No lo sabemos, pero todo indica que no puede acabar bien.

Además de la llamada colectiva a rechazar el cumplimiento de las leyes, la manifestación de Somescola estuvo llena de banderas y se reivindicó la independencia cada cuatro pasos. Esto no es ninguna sorpresa tampoco: la inmersión es un proyecto político, no educativo. Es la aplicación del programa nacionalista a la educación. Por ello, el objetivo de la inmersión no es proporcionar la mejor formación lingüística a los alumnos sino lograr su identificación con la lengua-única y la nación-única. Por este motivo, la iconografía de una manifestación pro-inmersión son las esteladas y los gritos pro-independencia.

Dentro de esta iconografía nacionalista / independentista, una de las pancartas más repetidas era el lema de Somescola, el tristemente conocido "Por un país de todos, la escuela en catalán". Lo que cínicamente se está diciendo, en realidad, es "En nombre de la Diversidad, Uniformidad". Es poco conocida la perversión que contiene el lema de Somescola, pero no es difícil de entender porque nos encontramos con el mecanismo de siempre respecto a la inmersión: se trata de hacer creer a los ciudadanos que es un modelo escolar progresista, inclusivo, moderno e integrador. Un modelo escolar basado en valores cívicos que busca el bien común y no tiene otra intención que esta.

Nadie piensa en el bien de los alumnos; al contrario, estos ni siquiera son tratados como sujetos sino que son puestos, sin muchos miramientos, al servicio del proyecto político a través de la inmersión

Pero la traducción de la neolengua nacionalista al catalán o al castellano nos muestra la realidad tal como es, sin embellecimientos: el bien que se busca es únicamente el de los intereses nacionalistas / independentistas. Nadie piensa en el bien de los alumnos; al contrario, estos ni siquiera son tratados como sujetos sino que son puestos, sin muchos miramientos, al servicio del proyecto político a través de la inmersión.

El pasado sábado 14 de junio, la manifestación de Somescola tenía todo el aspecto de business as usual pero hubo una sorpresa importante que los organizadores corrieron a querer ocultar: la poca afluencia de ciudadanos en el acto. La Guardia Urbana los cifró en 25.000, así que el "clamor del pueblo" eran eso, unos 25.000. Somescola salió rápidamente a decir que asistieron unas 100.000 personas. El hecho es que el sistema educativo catalán tiene un millón y medio de alumnos y 60.000 profesores, además de unos 40.000 profesores sustitutos. Sólo acudieron 25.000 personas, de las cuales una gran parte eran políticos, sindicalistas y representantes institucionales. Poco quórum logró la manifestación entre la comunidad educativa, la que supuestamente estaba toda ella a favor.

Así pues, la asistencia fue un fracaso pero la ideología pro-monolingüismo en la escuela sigue muy viva en la sociedad. Lamentablemente, ya hace tiempo que Somescola se erigió en portavoz de todos los ciudadanos y sigue hablando en nombre de todos ellos. Esto lo hace con el apoyo incondicional de los políticos y el aplauso entusiasta de los sindicatos.

Debemos pedir a esta entidad que hable sólo en nombre de ellos mismos y de los que se adhieren de manera voluntaria. Somescola no representa a muchos de nosotros ni representa al "pueblo" entero. Muchos no somos escuela; sencillamente, queremos otro tipo de escuela, precisamente aquella de la que Somescola huye: una escuela bilingüe catalán-español al servicio de los alumnos en lugar de una escuela monolingüe al servicio de un proyecto político.