Pensamiento

Siniestro total

9 septiembre, 2013 11:21

El cambio de tercio del presidente autonómico ha dejado noqueado al nacionalismo catalán. Artur Mas dice que no ha variado ni un ápice su hoja de ruta. Justifica su paso atrás en su huida hacia delante porque lo importante es el éxito del "proceso". Ante todo, mucha calma, cuenta el presidente autonómico.

Quizás el máximo responsable de la Generalidad rememore la canción de un grupo que hizo fortuna a finales de la década de los 80 que llevaba por título precisamente esta frase: "Ante todo, mucha calma". Lo malo es que el grupo se llamaba Siniestro Total. Y en eso está el mundo independentista.

La Via Catalana ya es toda una vía de agua. Mas ha abierto una grieta en su barco a Ítaca y ha dejado al pairo a sus aliados más radicales. Para colmo de los independentistas, Mas ha hecho su movimiento después de verse con Rajoy en la Moncloa. Para ellos, toda una afrenta. ERC, CUP y la Assemblea Nacional Catalana están perplejos y han enseñado las uñas.

Quieren hacer la consulta incluso al margen del Estado. Si conviene, incluso, apuestan por una declaración unilateral de independencia. Quieren un referéndum "sí o sí" aunque sólo sea una excusa para seguir en su camino de la secesión. Oriol Junqueras rebajaba esta semana al 37% la participación satisfactoria en esta consulta. Todo un ejemplo de sus intenciones.

Mas ha optado por poner el freno. Simula que todo sigue igual pero no es cierto. Ha apostado por mentiras arriesgadas durante un año y ahora se refleja como un mentiroso compulsivo

Pero Mas no está por esta labor. Ha cambiado el escenario y ha frenado las veleidades separatistas con un nuevo argumento: "Si no hay acuerdo con el Estado, no se hará la consulta en 2014 pero el proceso continuará hasta la convocatoria de unas elecciones plebiscitarias en 2016". La pregunta es: ¿por qué este cambio de actitud?. Se sabe prisionero de su propia estrategia y quiere liberarse. Varias son las razones.

Primera, las encuestas. CDC ha perdido el liderazgo del movimiento separatista. Los ciudadanos prefieren la marca original -ERC- antes que la marca blanca de CiU.

Segunda, la actitud de ERC. El Gobierno autonómico sufre una fuerte erosión por sus políticas de recortes mientras los republicanos no mueven un dedo para arrimar el hombro. Dejan que CiU se cueza en su propio caldo. Algunos hablan de deslealtad y aumenta en el seno de la federación nacionalista la sensación de que la dirección de lo que llaman "proceso" no está en sus manos.

Tercera, la legalidad. El presidente del Consejo Asesor para la Transición Nacional y el director del Instituto de Estudios Catalanes han avisado que los fuegos artificiales están muy bien pero que sin acuerdo del Estado, la consulta no se aguanta en el derecho internacional.

Cuarta, Europa. Por mucho que se llenen la boca diciendo que "Cataluña será un Estado de Europa", lo cierto es que la secesión dejaría al país llamando a la puerta europea. ¿Se podrá entrar? Seguramente, sí, pero hará mucho frío mientras se espera en el descansillo. No se podrá pedir dinero al BCE y habrá que acudir a los mercados para conseguir recursos. El precio puede dejar KO a Cataluña durante décadas.

Quinta, el Gobierno autonómico. Conscientes de que es imposible gobernar de esta manera, Mas hace su órdago. Confía en una recuperación económica para 2016 y así acudir a las urnas con garantías. Sabe, además, que es imposible gobernar sin los recursos que aporta el Estado.

Con estos parámetros, Mas ha optado por poner el freno. Simula que todo sigue igual pero no es cierto. Ha apostado por mentiras arriesgadas durante un año y ahora se refleja como un mentiroso compulsivo. La pregunta es si Mas resistirá el asedio de ERC en la aprobación de los presupuestos de 2014. Si ERC no cede, no da su apoyo y no entra en el gobierno, su debilidad será manifiesta. Abrirse a otros socios se antoja una tarea imposible. Demasiadas heridas hay en el camino. A lo mejor, podía hacer una cosa por el país y presentar la dimisión porque Cataluña está en Siniestro Total.