Sin la derecha no va a ser posible

Isabel Llauger
02.07.2021
8 min

Vamos a ser sinceros: a mí me gustaría que Cataluña tuviese, en una nueva España federal, un encaje que le permitiese autonomía de gestión solidaria con el resto de España. A mí me gustaría que los independentistas procesistas no hubiesen construido una falacia de país irreal e imposible y que no hubiesen obviado a la mitad de la ciudadanía de Cataluña, ni saltado las leyes democráticas, ni haber montado el cristo del 2017. A mí me gustaría que aquellos que se creyeron, de buena fe, todas aquellas falsedades se percatasen de que sus líderes tienen que mantener su mentira para poder perpetuarse en el poder, porque de ello les depende su supervivencia social y económica. A mí me gustaría que estos mismos ciudadanos votantes de estos partidos independentistas estuviesen profundamente cabreados con los engaños perpetrados por estos mismos líderes y que les castigasen, de manera contundente, en las urnas.

Pero la realidad es otra (“…nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio”, Joan Manuel Serrat ): esto no pasa, no ha pasado y mucho me temo, que no pasará.  Ante esa lamentable evidencia yo podría despotricar de nuevo (lo haré sin duda tantas veces como sea necesario) de las barbaridades que estos personajes están haciendo ahora: menospreciar la figura del actual  del Jefe del Estado, prescindir de propuestas reales para que Cataluña prospere y sus ciudadanos mejoren sus condiciones de vida, no acatar la realidad legal de nuestra democracia y promulgar estériles leyes que traspasan las propias competencias sin ser respetuosos con la institución que representan.

Demos todos por hecho que los líderes independentistas no van a darse por satisfechos ni darán su brazo a torcer ni con los indultos, ni con la nueva manera de gestionar este conflicto por parte del gobierno de Pedro Sánchez. Siguen obcecados en ningunear cualquier atisbo de solución. Serán los eternos resentidos ante los que habrá que hacer un acto de máxima reflexión responsable cueste lo que cueste, porque ellos se negarán a hacerlo. Un acto de reflexión que no conllevará ninguna solución, ni conducirá a ningún camino fructífero si no lo hace también la derecha española.  

Los partidos conservadores, PP y Ciudadanos, tienen que estar de acuerdo en esa voluntad de búsqueda de solución. Tienen que ejercer de partidos de estado. Tienen que hacer aquello que en 1978 los franquistas supieron hacer. Tienen que también sentarse a la mesa para hablar, intentar buscar consensos, pensar en las posibilidades de reformulación de una España con otro modelo del estado de autonomías. Una España Federal que podría mantener, con armonía, esa unidad conceptual de un territorio al que a muchos nos gusta pertenecer porque su cultura, sus tradiciones, su historia, su lengua y sus gentes son las nuestras.

Y para poder entender casi todo de lo que está pasando en Cataluña déjenme que haga mía la sabia reflexión que “aquello que entra de manera irracional en la cabeza de alguien es absolutamente imposible que salga de manera racional” para explicar que esa buena gente que se creyó la falacia de la Ítaca prometida de una Cataluña reconocida internacionalmente independiente y próspera, y que fueron --disciplinados y obedientes--, a votar, no van a olvidar lo que les pasó el 1 de octubre de 2017.

Les va a dar igual la evidencia de que cualquier policía del mundo cuando disuelve o reprime un acto ilegal lo hace empleando la fuerza y sin concesiones ni explicaciones. Van a considerar que la acción contundente de la Policia Nacional y de la Guardia Civil era ilegítima y que fueron  gravísimos los porrazos que recibieron. No van a olvidar, porque ellos pensaron que hacían lo que debían y dieron por hecho que tenían todo el derecho del mundo, porque el Govern de la Generalitat, el suyo, les instó y les legitimó a hacerlo.

Tampoco podrán olvidar que el discurso del Felipe VI la noche del 3 de octubre no les tuvo en cuenta. Les dejó fuera.

El camino del reencuentro y la solución se prevé duro y difícil. Muy difícil. Y solo será posible volver a un consenso, sobre el modelo de país que queremos, si la derecha, la derecha conservadora, la derecha lúcida, la derecha sensata empieza a darse cuenta y mira esta crisis política y el conflicto catalán con altura de miras, con sentido de Estado.

El PP catalán y Ciudadanos por más resultados residuales que hayan obtenido en Cataluña, deben hacer pedagogía con sus homólogos del resto de España. Deben explicar que a pesar de que muchos (más del 50% de ciudadanos de Cataluña) no somos independentistas y que el maleït procés nos indignó, tenemos muy claro que no queremos vivir en un conflicto donde hay buenos, malos, traidores y patriotas de un lado y de otro.

Solo si esa derecha se aviene y deja de pensar exclusivamente en clave electoral y de preferir mantener de manera iracunda a un electorado enfadado podremos avanzar como país y como sociedad.

A todos nos interesa lo mismo: que nosotros y nuestros hijos tengamos un presente y un futuro mejor que el que tuvieron nuestros padres. Pero mucho me temo que no solo será por las crisis económicas que se van sucediendo, ni por el más que evidente cambio climático, ni por las pandemias venideras, sino que será por la falta de talla política de los líderes que ahora mismo están en primera línea lo que nos llevará al desastre.

Respetando que están en las antípodas ideológicas de lo que quieren los lideres independentistas, empecemos por el PP y Ciudadanos desde Cataluña. Estos partidos deberían plantearse que quieren ser: corresponsables del problema en su planteamiento estéril en buscar soluciones o parte de la solución.

Aprovechen la ocasión, empiecen ustedes, los líderes, y vayan canalizando la indignación y la rabia de sus electores hacia un buen puerto de armonía y convivencia positiva. Nos lo merecemos todos.

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¿Quién es... Isabel Llauger?
Isabel Llauger

Isabel Llauger Ribas (Barcelona, 1966) es experta en relaciones institucionales, licenciada en Filología Hispánica por la UAB, Máster en Comunicación y Estudios Culturales por la UdG y Postgrado en Dirección de Fundaciones. También es experta en Igualdad de Género y en Compliance Penal por la UB. Directora de Ill+a Gestión (www.illagestio.com), es crítica literaria de las revistas 'Qué Leer' y 'Liubrújula', así como tertuliana de Catalunya Radio y TV3. Ha sido profesora asociada de la UdG.