Se esperaba más. Pues fue lo mismo. O sea, nada. Del discurso el Rey. Otro año más y van seis. Como si van veinte, si llega. Tanta expectación con lo que iba a decir y... nada. Como hace algo más de dos años, cuando la declaración de Cataluña, había entrado en la piscina nacional a mojarse se esperaba más. Bastante más. ¡Mójate, Felipe! Hace frío, mucho frío fuera. Que se mojen los políticos, debió pensar, él (Pedro) y su cónyuge (Pablo). Para eso están. Y que formen gobierno, que ya les di el visto bueno. Porque a este paso no hay investidura en todo el año. No interesa al Congreso. ¿Existe el Congreso? ¿Es independiente? No reírse demasiado que estamos terminando el año. Pues el jefe del Estado largó su discurso y no se mojó nada. No dudamos de que conoce los problemas de España, seguro, pero pasó de puntillas por ellos, sin mojarse las zapatillas.

Se esperaba más. Mucho más. Aunque habría que repasar la Constitución para advertir que no puede ir más lejos. Así la escribieron. Que el Rey no se moje. Simplemente que modere. Sin opinar. Porque estamos a la espera de que le pongan el traje de presidente a Pedro en el Gobierno que quiere montar con su compañero de cama Pablo Iglesias, que hace tiempo se hace el mudo. Ni palabra. Ni piensa, ni oye, ni opina. Con lo que hablaba. Se supone que nadie le habrá cortado la lengua. Bueno, se ha aprendido el refrán de “que en boca cerrada no entran moscas” y lo lleva al límite. Quiere el sillón de vicepresidente y por ello se muerde la lengua aunque sangre. Pero seguimos sin investir presidente. Porque está vigilando todo lo que hacen un grupo de catalanes unidos por las iniciales ERC y dirigidos por un preso que lo que quiere es ir a cenar a casa cuanto antes. Y sino no hay investidura. Así de sencillo. Así de fácil. Pero así de complicado para Pedro Sánchez.

Tan complicado lo tiene Pedro Sánchez y Pablo Iglesias que hasta el Rey se muestra prudente en demasía. Como controlado. Seguro. Moncloa no sólo supervisa, sino que hace y ordena. Este es el discurso, va usted y lo lee. ¡Hala! Así las gasta Pedro. Pareció un discurso leído con miedo. Temor. Y eso que al no haber Gobierno no tuvo que saludar al Gobierno de Pedro, Pablo y Junqueras, ni desearles un buen año 2020, porque ese Gobierno que se formará no le gusta nada. Mucho republicano contra él. Mucha defensa de nacionalidades contra el Estado. Aunque confía en el coraje de los españoles. No queda otra. Siempre fue así. Al final serán los españoles quienes den el do de pecho para sacar a España del lodazal en que está bañándose. No serán ni el Rey, ni Pedro, ni Pablo, ni Junqueras. Ellos, a vivir; los españoles, a remar. Se repite la historia. Creo que fue Cicerón quien dijo que “los pueblos que olvidan su historia están condenados a repetirla”.

Confiar en los españoles. Así de sencillo. No confiar en los políticos actuales, visto lo que ocurre y lo que está por venir. Porque la política empeora día a día. Y mira que era difícil superarlo. Pues vamos a peor. Y esto no ha terminado. ¿Qué pasará mañana? Ni Pedro lo sabe. Porque su corta capacidad ya la perdió. Decepciona cada día, cada instante. Y Pablo no ayuda. Espera que Pedro se la pegue de una vez por todas para aparecer él como el salvador. Apretarse el cinturón que vienen tiempos convulsos. ¿Cambio de régimen? ¿Final de la Transición? Todo puede llegar.

Porque no se sabe nada. No se conocen los secretos de La Moncloa. No se conoce el programa de Gobierno de Pedro con Unidas Podemos, o sea, con Pablo. No se conocen los pactos con ERC para que el Emperador Pedro pueda ganar la investidura y formar Gobierno. No se conoce nada. Ni cuándo el Congreso marcará la fecha para la investidura. Sometimiento total a la Moncloa. ¿Seguimos con la separación de poderes? De risa, oiga. Aquí sólo manda Pedro y se hace lo que él diga. De momento.

Pero, ¡cuidado Pedro! Las aguas socialistas se están dividiendo. Se nota el cansancio y el hastío de tu presencia. Cuidado. Torres más fuertes han caído. Cuidado con los favores a ERC. Cuidado con la mesa de negociación entre gobiernos de España y Cataluña, porque de momento Cataluña sólo es una autonomía. Cuidado Pedro con los indultos para los presos condenados por el Tribunal Supremo. Cuidado con mencionar el derecho a la autodeterminación. Cuidado con conceder referéndum. Cuidado con dar más ventajas financieras a Cataluña. El resto de autonomías también existen y siempre han sido las perdedoras. Cuidado Pedro que los ciudadanos españoles ya están cansados. Cuidado Pedro que los socialistas españoles ya están hartos de tus disfraces, falsedades y componendas para permanecer en el poder. Nos espera un 2020 bastante movido. Apretarse el cinturón que vienen curvas.

Cuidado Pedro porque los errores son para aprender, no para repetir. El país no quiere repetir errores pasados. Además, como ya adelantó Bertrand Russell, “¿para qué repetir errores habiendo tantos errores nuevos por cometer?”. Nos jugamos el futuro, el tuyo también Pedro Sánchez.