Ya se han celebrado los debates. Dos debates. Pedro Sánchez no quería ninguno, pues toma dos tazas. Por algo no quería ninguno. No se sabe ni su programa. ¿Hay quien dé más? Difícil superarlo. Dos debates. Bajo nivel. Decepción. El primero parecía desarrollado por una máquina-robot. Todo previsible. El segundo fue más caótico. Buscaban, dicen, motivar a los indecisos. Ha ganado la abstención. De los cuatro candidatos, ¿ha visto usted, amigo lector, al presidente del Gobierno de España? Sucede que uno lo va a ser, pero verlo... servidor no lo ha visto. ¡Vaya nivel!

Tras el ¡silencio! de Rivera del primer debate llegó ¡mientes! del segundo. Y se pasaron medio debate con el “No deja de mentir”, de Rivera a Pedro o “son unos mentirosos” de Pedro a Rivera y Casado, porque, insistió, nunca ha pactado con los independentistas. Trifulca de bar. Para eso no se precisa utilizar una cadena de televisión, ni dos. Quedan en el bar del barrio y discuten con unas cañas. Y ni aumenta la abstención, ni hacen perder el tiempo, ni roban el sueño a los ciudadanos. El sueño de descansar y el sueño de votar a un presidente. Sueños rotos.

¿Han quedado indecisos tras el debate? Han quedado abstencionistas. Lo decidieron nada más escuchar a Pedro Sánchez al inicio del debate. “Me abstengo. A estos que les vote su padre”, con perdón, dijeron miles de ciudadanos. Sólo le ha venido bien este segundo debate a Pablo Iglesias. ¡Quién lo diría! Sensatez. “Los espectadores se merecen un debate sin insultarse”. Cierto. Porque a los espectadores les ha quedado en la retina y en el cerebro varias preguntas, como ¿quién miente más de los cuatro? ¿Quién es el más ignorante, o sea, el menos preparado para el cargo? ¿Quién es el más falso, el que más veces ha cambiado de ideología?

Muchas preguntas. Demasiadas preguntas sin contestar. Demasiados interrogantes sin respuesta como para que los abstencionistas se decidan a ir a votar. No van. No les convence ninguno. No les atrae ninguno. Sus peleas, sus acusaciones, su falta de respeto de unos para los otros. Tranquilidad. Todo teatro. Al terminar el debate ya los vieron a todos. Tan amigos. Y cuando se cuenten las papeletas y haya que sumar diputados, más que amigos. A por la silla. A por el cargo. A por el Gobierno. Gobernar y poder, eso es lo que buscan.

¿Que Rivera nunca hará pacto con Pedro Sánchez? Dijo Villegas, secretario general de Ciudadanos, que “la Ejecutiva ha ratificado el criterio de que Ciudadanos no va a pactar ni con el PSOE ni con Pedro Sánchez para un futuro Gobierno de España”. En el último debate Pedro Sánchez ha asegurado que “no está en sus planes” pactar con Ciudadanos, un partido que, según ha subrayado, ha puesto un cordón sanitario al PSOE. ¿Ustedes se lo creen? Este juntaletras no. No. Si suman, todos veremos cómo se ponen de acuerdo para formar Gobierno. Es más. Cuentan al lado de la plaza de toros de Las Ventas, sede de Ciudadanos, que están deseando sumar. Sumar diputados. PSOE: 130. C’s: 50. En números redondos. Tres arriba, cuatro abajo. La suma es de 175, o más. Ya tenemos Gobierno. Sin duda. Se terminaron las suspicacias y yo contigo no pacto. Se admiten apuestas. Un café por delante. La silla. El poder. El Gobierno. A eso van. Por eso compiten. No habrá impedimento alguno para pactar y gobernar.

Por eso Iglesias tiembla. Por eso Iglesias no deja de preguntar a Pedro si pactará con Rivera. No quiere quedarse de espectador en el Congreso. Quiere ser necesario. Tiembla con la soledad que intuye.

Como pasa con la derecha si no suman. Vox. ¿Dónde está Abascal? Le quitaron el atril y el micrófono en los debates. Pero en Las Rozas, a la hora del debate, celebró mitin multitudinario. Peligro para el PP. Por lo menos para el PP, que puede ser para muchos más o para todos. No precisa cámaras de televisión para llenar recintos. ‘España viva; al vino, vino; la Reconquista; don Pelayo, siguen siendo sus partituras. Y se presenta como nuevo cuando lleva 20 años a la sombra de Esperanza Aguirre. Toca esperar y contar las papeletas.

Tras contar toca esperar a los acuerdos. De lo contrario podemos entrar en un inestable horizonte político. Incluso una repetición de elecciones como ya ocurrió tras el 2015. Nubarrones, riesgo económico, sentencia del juicio del procés, fractura ideológica y de convivencia en el país ¡Ufff! Demasiado. Mejor pactos y Gobierno fuerte. El que sea. El lunes lo tendremos más claro. Un suponer.