En cualquier país civilizado, o que aspirara a serlo, ningún escritor que colaborara en los principales medios de comunicación locales, y en algunos nacionales, presumiría de sentarse al lado de dos personas con ideas políticas diferentes, de ‘espiar’ su conversación y de difundirla por una red social.

Y menos aún se dedicaría a chotearse del contenido de la charla con sus seguidores en dicha red social. Esto ha pasado en la Cataluña que quiere ser un #Noupaís, y el protagonista de esta falta de respeto monumental hacia la privacidad se llama Màrius Serra, uno de los defensores del “proceso cívico y ejemplar, que pide libertad sin haber tirado un papel al suelo”, como aseguran sus promotores.

Sin duda alguna la ‘hazaña’ de Serra le saldrá gratis, aún conseguirá más colaboraciones en los principales medios de comunicación ‘patrióticos’ y, si el 27 de septiembre no conseguimos darle un vuelco a la política catalana con esta ‘heroicidad’ se ha asegurado la Creu de Sant Jordi.

¿El ‘pecado’ de Toutain, que es el principal afectado por la ‘simpática’ acción de Serra? Haber sido uno de los impulsores de Ciudadanos al ser uno de los quince firmantes del manifiesto que provocaron su fundación. Vamos, para los pura sangre de la patria cuatribarrada poco menos que un traidor. Para los que creemos en una Cataluña plural y tolerante, un héroe por la libertad.

Es esta Cataluña tan ‘guay’ y tan ‘cívica’ Toutain no puede tomarse un café con Miriam Tey (la otra persona afectada) sin que algún patriota aficionado, o profesional como es el caso, se dedique a espiar y a tomar nota de todo lo que dice. Porque la desafección en Cataluña se paga, como sabemos todos los que no formamos parte de la pomada.

Cada vez que en mi ordenador entro en la web de Catalunya Informació para escuchar la versión idílica y oficial de lo bien que va el ‘prusés’, y lo hago tres o cuatro veces al día, escucho la voz que me incita al reciclaje de otro persistente patriota, otro al que las cosas le van muy bien por su adhesión a la causa, y nunca le faltan seis o siete proyectos regados con el dinero (también) de todos los catalanes desafectos que pensamos que Cataluña ha entrado en una espiral de locura.

Hablo del ‘simpático’ Quim Masferrer, ya saben, el actor al que le encargan campañas publicitarias públicas y programas en la televisión que teóricamente nos representa a todos los catalanes y que está convencido que España es una “banda de mangantes, sarnosos y cabrones de mierda”.

No tengo claro si se refiere a todos los españoles, a los políticos españoles que gobiernan el país, a los españoles que no le gustan, o a los que comen tortilla de patatas, o sea, tortilla española. El hecho es que si se hiciera público algo así en Francia o en el Reino Unido este señor no volvería a trabajar en un medio de comunicación que dependiera de una administración, por mucho que se disculpara.

En Cataluña acaba de ganarse, también, media Creu de Sant Jordi. Aún hará, aprovechando la publicidad, un espectáculo con ese título. Y TV3 le comprará los derechos. Yo, por si las moscas, y conociendo la trayectoria del personaje, me doy por aludido y me considero un “mangante, sarnoso y cabrón de mierda”. Lo cual es un honor, viniendo de donde viene.

Si los Masferrer de Cataluña te consideran un “mangante, sarnoso y cabrón de mierda” es que eres un héroe. Y si encima te espia Màrius Serra, el Nobel de la Templanza Infinita es poco galardón. Ferran. Miriam. Mi solidaridad con vosotros por vuestro compromiso. Y por vuestra paciencia.