Ya está el cuadro formado en la eliminatoria de tenis. Es igual que un partido de la llamada ensaladera. A lo que hemos llegado. Parece que Torra, president de la comunidad autónoma catalana, le dijo a Sánchez, presidente del Gobierno de España, que no tiene “nada que perder” en el procés. Ya juega con ventaja. No se sabía que los hijos y la edad fueran tan importantes en el diálogo entre los dos presidentes. Todos los días hay algo que aprender. En el segundo partido de la eliminatoria, Llarena suspende a Puigdemont y a los reservistas cinco diputados independentistas presos, sin importarle los años que tienen ni la edad de sus hijos. Ni lo ha preguntado. ¿Hacia dónde vamos?

Todo parece indicar que nadie lo sabe. Están intentando entenderse en la pista antes de jugar. Luego, que gane el mejor. Es un suponer. Porque, si Torra es mejor que Sánchez, seguro que se suspende el partido. Luego la eliminatoria no es limpia en su totalidad. Pero por algo se empieza. Y parece que se ha empezado por restablecer la relación institucional. Que se puede dialogar. Se debe. Que hay que entenderse y no repetir los errores del pasado. Empezamos por hablar, que no es necesariamente negociar. Algo es algo. Porque la relación estaba rota. Fue tras el portazo de Mariano Rajoy al pacto fiscal de Artur Mas. Luego se acercó a la Moncloa el tal Puigdemont allá por 2016, luego volvió en 2017 para una comida privada que no le debió sentar nada bien y se acabó. Dicen que vomitó al salir de La Moncloa. Y nunca más volvió. Y se acabó el hablar. ¡Ay, Mariano! Sin chupitos hablas poco. Y si te llevan la contraria no abres la boca. Años perdidos por más que quieran venderlos como un éxito.

Como hablar no cuesta, por algo se empieza. Se ha restablecido la relación institucional. Luego, ya veremos. No va a ser todo palmaditas en la espalda. Con lazo o sin lazo, que luego no se despega y, si se quita a la fuerza, queda mancha. Diálogo y a empezar el partido que se nos pasa el tiempo. Aunque parece, por el contario, que todo el mundo está ganando tiempo, el Gobierno y los independentistas. Porque la pelea entre los independentistas parece que está clara y va a haber sangre. Ya no hay aquel victimismo que les daba Mariano Rajoy cuando era presidente. Y además están muy mal acostumbrados. Se acostumbraron a dirigir. A mandar. A ordenar lo que el Govern tenía que hacer. Y ya no. Ya no va a poder ser. Ha cambiado el viento. Y tendrán que volver a sus corrales y esperar nuevos tiempos. Esperar. “Sánchez ha escuchado y ha tomado notas”, resumió Torra su entrevista. Mejor que cualquier periodista. Empieza el futuro. Y las competencias a negociar son, sobre todo, las referidas al corazón de una parte de los catalanes. Entender las emociones y el corazón. Son importantes.

El otro partido lo juegan Llarena y Puigdemont. Los segundas raquetas. De momento Llarena le ha hecho un juego en blanco. Rebeldía para Puigdemont y seis procesados de su equipo. Y esperar a lo que haga Alemania. ¿Lo entregará? ¿Por qué delito lo hará? Si lo entrega, tendremos un tiempo a Cataluña con la adrenalina subida. Demasiado. Esto va por juegos y el partido no termina nunca. Ya venció el plazo de los 90 días. Fue el pasado 26 de junio. Así que la Audiencia Territorial de Schleswig-Holstein debe definirse ya. Da la sensación de que vamos a tener un otoño calentito. Y unas Navidades sin cava. De  momento estamos en la fase intermedia y la última palabra la tendrá la Sala Penal del Alto Tribunal. Quedamos a la espera. Siguiente juego.

Mientras tanto, ¿qué hacemos? No podemos estar de brazos cruzados sin recoger las pelotas. Distintos grupos de poder del Estado español apuntan una serie de propuestas que hay que estudiar. Aunque con algunas no se esté de acuerdo --Cataluña es una comunidad nacional. El Estatut es cosa de la comunidad autónoma. Financiación autonómica propia. Agencia tributaria compartida. Reparto de recursos, etc., etc.--. Muchas reivindicaciones. Pero, ¿sólo para Cataluña o también para el resto de CCAA? Porque en España hay más CCAA. O todas, o ninguna. O nos cargamos el Estado.

Este partido va a ser largo. Mejor nos tomamos un descanso veraniego y meditamos. Un tiempo de meditación. Luego, ya veremos quien pone la siguiente pelota en juego.