La semana pasada conocimos el PIB de varios países y comenzamos a medir el destrozo económico que la pandemia está generando. Comenzó EEUU con una caída del 5% trimestral anualizado. El dato pone fin de manera abrupta a 11 años de crecimiento ininterrumpido, el ciclo expansivo más largo de su historia. El consumo cayó un 8% por el desplome de las ventas de coches y de servicios, mientras el consumo de bienes no duraderos aumentó un 7%. Los estadounidenses han dejado de comer fuera y han aumentado el consumo en sus domicilios.

La inversión de las empresas cayó un 15%, la inversión pública el 10%. Lleva dos años cayendo. Como sucede en las recesiones la inversión explica la mayor parte de la caída. Pesa menos del 20% del PIB y explica el 35% de su variación. La inversión en vivienda de las familias aumentó un 20%. El miedo a perder el empleo provocará una brusca caída de las ventas de casas y de coches en el siguiente trimestre. Y determinará la recuperación en el tercer trimestre de 2020. Tras el plan acordado entre republicanos y demócratas de 2,2 billones de dólares de créditos a empresas y un cheque para las familias, ya están preparando otro plan de inversión pública. Se comenta que pueden ser otros 2 billones. China ya ha puesto en marcha su plan de inversión pública.

El PIB de Francia, España e Italia cayó 5% trimestral. Eso es un 20% anualizado, cuatro veces mayor que la caída de EEUU. El PIB de la Eurozona cayó el 4% trimestral. Igual que en EEUU la composición registra mayores caídas. En el caso de España el consumo privado y las exportaciones se desplomaron un 8%. Las exportaciones de bienes en enero y febrero aumentaron, por tanto, el desplome en marzo ha sido tremendo. La caída fue mayor en exportaciones de servicios, tanto turísticos como no turísticos. Y al consumo le afectó el confinamiento sólo 15 días, lo cual nos ayuda anticipar que la caída del segundo trimestre será mucho mayor.

Las compras de viviendas en España cayeron con fuerza un 10% trimestral, a diferencia de EEUU. Pero la inversión en equipo sólo descendió el 3,5%. El INE tiene pocos indicadores para medir la inversión en equipo y seguramente será mucho peor la caída cuando tenga la encuesta de inversión anual el próximo año.

El Gobierno por fin ha presentado un escenario en el Programa de Estabilidad. El jueves por la noche era la fecha límite para enviarlo a Bruselas y el jueves por la tarde Pablo Iglesias paró su envío porque no les habían mandado aún el documento para su revisión. Con 120 escaños, Pedro Sánchez gobierna España sin informar a sus socios de Gobierno, sin informar a sus socios de legislatura en el Parlamento y ya ni hablemos de informar a la oposición que, curiosidades de la vida, es la que le acaba apoyando sus decretos.

El escenario macro es razonable, algo peor que el del FMI. Pero tras el dato de PIB del primer trimestre de 2020, es probable que se queden cortos. El Gobierno espera una caída del PIB del 9% este año, mayor que la caída entre 2008 y 2013 (que fue del 8,5%). La caída del consumo un 9%, y la inversión y las exportaciones caerán un 25%.

El Gobierno aterriza bruscamente en el escenario que llevo anticipando desde hace dos meses cuando comenzó el confinamiento en las principales economías del mundo. El escenario más preocupante es el del empleo. El Gobierno es muy poco transparente en su información económica, igual que hacía el ministro Montoro.

En el Programa de Estabilidad nos enteramos de que la inversión pública en 2019 en la Administración Central y en las Comunidades cayó un 10% cuando se tiraron todo el año pasado diciéndonos que su prioridad era recuperar la inversión y dibujando trenes y prometiendo inversiones por toda España. Y que los ingresos públicos fueron de 10.000 millones menos de los que el Gobierno envió a Bruselas el 15 de diciembre, cuando ya tenían datos de recaudación hasta octubre y sabían de sobra que no cumplirían sus objetivos.

Como en Pedro y el lobo, ahora Bruselas desconfiará de las previsiones del Gobierno. Reconocer la realidad es condición necesaria para resolver una crisis. Ahora sólo falta un plan y el Gobierno ni lo tiene, ni se le espera. El Ministerio de Economía de Nadia Calviño envía el cuadro macro a Hacienda para que lo traduzcan en previsiones de ingresos. Según la ministra Montero, el PIB nominal va a caer un 10% y los ingresos públicos sólo el 5%. Eso no ha pasado nunca en España en ninguna recesión. Asumiendo una caída de los ingresos del 10%, el déficit público en España aumentaría hasta el 12,5% del PIB, el mayor de nuestra historia.

Pero incluso con el 10% de déficit que asume ya el Gobierno, el Programa de Estabilidad es suficiente para aterrizar a la realidad. Lamentablemente el Gobierno ha perdido una gran oportunidad. Lo que ocurre transmite la misma sensación que en abril de 2012 se vivía con Mariano Rajoy. La situación era insostenible y Rajoy decidió no hacer nada. Luego llegó el rescate y los recortes brutales en sanidad, educación, congelación de pensiones y recorte del sueldo de los funcionarios, que el PP sigue negando pero que los españoles no hemos olvidado aún.

Y es que Sánchez se ha marcado un Rajoy y ha decidido no cambiar nada tras asumir que nos enfrentamos a la peor crisis de nuestra historia. Con un agravante: nuestra deuda pública será este año 50% PIB más alta que en 2012.

Cuenta con la ventaja de las compras de deuda pública del BCE que Rajoy y Zapatero no tuvieron y se jugará todo el futuro del país a rojo o negro, como si estuviera en la ruleta de un casino. Si el BCE nos mantiene el respirador automático y nos compra la deuda pública resistiremos. Si nos quitan el respirador ¿cuál es el plan B? No hay. El Gobierno ha informado a Bruselas que el gasto público en España crecerá un 10% en 2020. Eso es inasumible para cualquier país y mucho más para uno con una de las mayores deudas públicas del mundo.

Yo defiendo permitir subir el déficit en una recesión como nos enseñó el maestro Keynes, pero la regla es mantener un crecimiento del gasto similar al crecimiento del PIB nominal potencial a largo plazo, que es inferior al 5%. El Gobierno le dice a Bruselas que aumentará el doble, limitando los ERTE hasta junio y sin incluir la renta mínima de inserción. Pero la ministra de empleo el pasado viernes anunció que los ERTE se prorrogarán con flexibilidad y Podemos mantiene la renta mínima de inserción. Y no hay ningún plan de reconstrucción, ni de inversión pública en el Programa de Estabilidad. Mi estimación es que el déficit público estará cerca del 15% del PIB este año, la deuda pública por encima del 120% y la tasa de paro cerrará el año próximo al 25%.

Parece poco probable que Sánchez quiera tomar ninguna medida que le pueda provocar caída en la intención de voto. Pero si lo hace, Podemos no le acompañaría y PNV, ERC, Teruel Existe y los partidos canarios que le apoyaron en la investidura tampoco. Pablo Casado tampoco es probable que lo haga. Ha empezado a subir en las encuestas y por primera vez ve que puede ser presidente.

Igual que hizo Rajoy en 2010 se pondrá de perfil viendo como Sánchez se desgasta en la peor crisis de nuestra historia desde la Guerra Civil. En una encuesta de Metroscopia el 49% de los votantes del PSOE y Podemos opinan que el Gobierno no tiene un plan claro para la desescalada y un 59% que no tiene un plan claro para la reconstrucción de la economía.

Desde el 11M y la Guerra de Irak no se recordaba un clima de opinión tan contrario al Gobierno, incluso de sus votantes el 10N. La crisis sanitaria y económica aumenta la crisis institucional y ésta dificulta la recuperación de la economía. La sociedad española ha demostrado en este confinamiento un nivel cívico espectacular y un sentido de estado y de compromiso muy por encima de sus líderes políticos. Algo que lleva sucediendo desde hace muchos años, demasiados. Esa es mi esperanza. Resistiremos.