Lecciones presupuestarias (y electorales)

Toni Bolaño
28.11.2020
10 min

El Gobierno ha cerrado el apoyo a los presupuestos y se garantiza la estabilidad de una coalición que con los números aprobados tendrá menos tensiones internas, aunque esas nunca desaparecerán porque Podemos seguirá “marcando paquete”, en lenguaje de Joan Puigcercós, para evitar ser engullido en el abrazo del oso. El dato lo dan las últimas encuestas. Pedro Sánchez recibe una buena nota por parte del electorado morado, lo que ha encendido todas las alarmas de Pablo Iglesias. Conclusión, el ejecutivo seguirá con mala salud, pero de hierro.

Ciudadanos ha dado un no rotundo a las cuentas. No ha vuelto a la foto de Colón, ha dejado abiertas las puertas para entenderse con el PSOE que, por su parte, tampoco ha dado portazo a los naranjas. Arrimadas también piensa en el horizonte electoral. El calendario no la ha beneficiado. Ha tenido que pasar por las horcas claudinas en Galicia y en Euskadi, y en Cataluña las perspectivas no son halagüeñas. Nadie duda del batacazo. El único interrogante es su magnitud. Por eso, no ha dado el placet a unos presupuestos que en otro escenario podía apoyar. Prefiere refugiarse en el no, para intentar que Carrizosa no se despeñe aún más y evitar que PP y VOX les acaben robando la tostada.

Vox sigue en su discurso de la montaña. No se puede apoyar un presupuesto de criminales y asesinos, dijo un enfervorecido Santiago Abascal que agita “el España se rompe”, “están vendiendo España a terroristas e independentistas”. Nada nuevo bajo el sol. La estrategia del odio y de la confrontación le viene bien para dar la campanada en Cataluña. Una campanada que sería mayúscula si consiguen los 'fascistas' dar el sorpasso al PP. Y no es descartable. En este contexto, los populares han dado marcha atrás en su viaje al centro y espolean la confrontación y la agitación ya sea en el Congreso de los Diputados o lanzando a la nueva lideresa madrileña contra el ejecutivo. Esa “niñata”, como la define un presidente autonómico popular en privado, se ha convertido en su acicate preferido.

Bildu se ha aprestado a dar su sí. La derecha “nacional” se ha rasgado las vestiduras preguntando que hay detrás del acuerdo, que concesiones les otorga Sánchez. La realidad es más sencilla. El 70% del electorado vasco quiere que PNV y Bildu apuntalen el gobierno de coalición. Nada de inestabilidades que puedan llevar a la derecha de la mano de la derecha extrema a La Moncloa. Es decir, Bildu no quiere dejar en exclusiva a los peneuvistas el éxito de este apuntalamiento. No quieren perder comba. También quieren ser decisivos en Madrid. El PNV atento a este movimiento se encargó de recoger los frutos de la negociación. Desaparición del impuesto al diesel, más inversiones en Euskadi y la retirada del ejército del cuartel de Loyola, que ha sido presentado por la derecha como una cesión inadmisible, y por los euskaldunes como un éxito espectacular. Ambos, PNV y Bildu, piensan en la próxima cita electoral. Queda mucho, pero hay que tener las máquinas a punto.

ERC ha dado el paso. Desde 2012, el independentismo pasaba de las cuentas españolas. El no al pacto fiscal y el inicio del “procés”, puso al independentismo de espalda. La independencia estaba a la vuelta de la esquina y para qué había que negociar. Recuerden que la negativa de los republicanos nos llevó a elecciones el año pasado. Ahora, ERC ha decidido ser decisiva en Madrid y garantizar a su candidato Pere Aragonés un banderín de enganche que se cifra en 2.300 millones en inversiones, pacto fiscal y vuelta a la autonomía en la gestión económica. La “batalla de Madrid” les da réditos. Al PP también, pero quizás más fuera de Cataluña que dentro. A ERC, dentro de Cataluña. Todos los votos valen y hay que recaudar hasta el último. Pero hay un dato significativo, esa vuelta de parte del independentismo a la gestión, dejando que el “procés” se diluya por otros vericuetos. Han hecho el movimiento rápido. ¿Para qué esperar más?, se preguntaban en ERC. Y dieron el golpe dejando a Junts per Catalunya, debilitada su fuerza por la deserción del PDECat, subida en la montaña con un discurso increíble. Se lo dijo Damià Calvet a Marc Sala en Radio Nacional de España. JxCAT votará no a unos “presupuestos que no son para la independencia”. Brillante conclusión, sin duda, pero solo para los que piensan que los presupuestos del Estado, son en algún momento independentistas.

JxCAT ha preferido seguir agitando la confrontación. Ahí se encuentran más cómodos. Las cosas no les van bien. Este fin de semana votan su candidato, sabiendo que el que gane quizás no sea el candidato. Las encuestas les van de mal en peor. Aragonés, a pesar de estar en un gobierno desgobernado apunta maneras, aunque la falta de una segunda línea de cuadros en ERC denota debilidad en la formación republicana. Y Puigdemont, el gran Puigdemont, está ciertamente desaparecido, mientras Torra, que ha pasado a la papelera de la historia, sigue encantado de haberse conocido. Vía tuit, conocemos sus “profundas” posiciones políticas. Por eso, la facción de JxCat en el Govern agita la posibilidad de retrasar las elecciones. Señalan al Covid, pero en realidad hay que señalar a su debilidad.

Los socialistas catalanes se ven fortalecidos también con esta negociación presupuestaria. Miquel Iceta no ha dudado en sumarse a la “batalla de Madrid”. La prensa madrileña ha señalado la debilidad de Sánchez por dar a Cataluña más de lo que le corresponde. Bienvenido sea esta mayor inversión después de años de miserias. Hoy se cumple el Estatut, por primera vez desde 2008.

El presidente del Gobierno respira aliviado. España tendrá presupuestos y está vez con dinero. En España fortalece al gobierno de izquierdas y en Cataluña da fuelle a las expectativas del PSC que no ha pasado buenos momentos, abriendo en canal la posibilidad de un cambio de mayorías. Mientras, mira de reojo al “escuadrón” de los cabreados, de los desheredados, de los que piensan que el PSOE es un partido de su propiedad. Sánchez, Leguina, Guerra, Edu Madina y una amalgama de “zombis” surgen de las catacumbas para clamar contra un acuerdo de las izquierdas y en favor de un acuerdo con la derecha para reforzar un “modelo de España”. Se reclaman portavoces de los que piensan que Sánchez lleva al PSOE por mal camino y se arrogan mayoría en el seno del partido. No dijeron lo mismo los militantes que votaron en las últimas primarias. Tampoco en otras. Habrá que recordar que cuando Felipe o Guerra apoyan a un candidato, casi siempre pierde. Quizás no representan a nadie. Dicen que no les harán callar, y a nadie se le puede imponer el silencio, pero han perdido la decencia. Ser la voz con la que sueña Casado o Arrimadas tendría que hacerlos reflexionar. Son el “socialismo bueno”, no como ese Sánchez que lleva al partido por el pedregal. Quizás olvidan que cuando llegó Sánchez el PSOE estaba en las últimas y desde 2018 los socialistas han ganado todas las elecciones. No se recordaba esto desde 2008. Sánchez no abre la boca. En el fondo, que los “zombis” salgan a pasear no es una mala noticia pensando en las elecciones catalanas. Entre el PSOE de ahora y el de antes, el electorado socialista catalán tiene claro a quién prefiere, porque Felipe, le guste o no, es historia. Es el pasado.

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¿Quién es... Toni Bolaño?
Toni Bolaño

Periodista. Miembro del Consejo Editorial de CRÓNICA GLOBAL. Ex director de Comunicación de la Presidencia de la Generalitat y del Ministerio de Industria, Energía y Turismo. Tertuliano en Cadena Ser, Antena 3 y La Sexta.