Muy sombrío se presenta el futuro procesal de Maria Antònia Munar, la antaño todopoderosa dirigente política de las islas baleares. Un jurado popular acaba de pronunciarse en una de las piezas separadas del caso Can Domenge. De forma unánime, la declara culpable de soborno sin atenuantes. Los magistrados deberán fijar ahora la pena que le corresponde cumplir.

Munar presidió durante largos años el Consell de Mallorca. Así mismo, acaudilló Unió Mallorquina, minúsculo pero muy influyente partido, que comenzó como un cónclave de amigos y se transformó en una asociación para delinquir.

Por el desfalco de Can Domenge, Munar ya lleva tiempo entre rejas. Y en estos momentos tiene todos los números para seguir así bastantes años más

Munar ya acumula dos condenas anteriores, confirmadas ambas por el Tribunal Supremo. Suman once años y medio de cárcel. La primera, de cinco años y medio, se la impuso la Audiencia de Baleares por el caso Maquillaje, consistente en la entrega de subvenciones irregulares de 120.000 euros a una sociedad controlada bajo cuerda por la propia Munar. La segunda, de seis años, deriva de una de las piezas separadas de Can Domenge. Consideró a la individua culpable de fraude, prevaricación administrativa y revelación de secretos.

Can Domenge es el nombre del mejor solar público que quedaba en el centro de Palma. En 2006, fue vendido por 30 millones de euros a la promotora barcelonesa Sacresa, del veterano rey del ladrillo Román Sanahuja. En aquel momento, su valor se estimaba en 60 millones. De hecho, otra promotora inmobiliaria catalana, Núñez y Navarro, presentó una oferta que doblaba la de Sacresa. Pero para pasmo de tirios y troyanos, el terreno se adjudicó a la empresa de Sanahuja. Menudearon las denuncias por apaño tan grosero como descarado, y se abrieron diligencias.

Por el desfalco de Can Domenge, Munar ya lleva tiempo entre rejas. Y en estos momentos tiene todos los números para seguir así bastantes años más. Aborrece el delito y compadece al delincuente. La imagen que proyectó la imputada en la última vista oral no puede ser más penosa. Conocida en su época de esplendor como Sa Princesa, ha pasado a representar la viva estampa de la derrota y el desmoronamiento físico, moral y social.

Según la fiscalía, Munar se embolsó 2 de los 4 millones satisfechos bajo cuerda por Sacresa. Este chollo es apenas una parte de la enorme fortuna no justificada que Munar amasó con el cobro de dinero negro por recalificaciones ilícitas, facturas ficticias y compraventas falsas.

Conocida en su época de esplendor como Sa Princesa, Munar ha pasado a representar la viva estampa de la derrota y el desmoronamiento físico, moral y social

Tras estallar el escándalo de Can Domenge, Román Sanahuja se vio atrapado. Para amortiguar los daños que se le venían encima, decidió colaborar con el ministerio público. Relató con pelos y señales el desembolso de la mordida. Y delató a cuantos habían participado en la componenda. A cambio, el fiscal propuso para él una condena leve, que no implicará entrada en prisión.

Maria Antònia Munar lo fue todo en Baleares. Lideró su partido con mano de hierro durante dieciséis años. Vendió sus votos indistintamente a la izquierda y la derecha, con tal de mantenerse en la cúspide del poder. Hizo y deshizo presidentes autonómicos. Le robó dos veces el mando al PP. Fue alcaldesa eviterna de la pequeña localidad de Costitx, consejera de Educación y Cultura, capitoste del Parlamento regional en 2007-2010 y jefa del Consejo Insular en 1995-2007. Su dominio de las islas fue casi omnímodo.

Dícese que doña Justicia es ciega. En ocasiones semeja miope. Sanahuja, el dante, sigue vivo y coleando, aunque con un patrimonio sumamente mermado. Mientras tanto, Munar, la tomante de la coima, se pudre en la cárcel. Sic transit gloria mundi.