Ni en días y meses de pandemia los antisistema y el independentismo ultra han suspendido su estrategia de carcomer lo que se fundó en 1978, al tiempo que en momentos de alto riesgo económico inevitablemente van a provocar fugas de capital y la marcha de empresas multinacionales. En el fondo, para Iglesias o Torra, todo vale. Son las viejas concomitancias entre la extrema derecha y la extrema izquierda. Estos días, toda Europa --vencedores y vencidos, agresores y agredidos-- ha conmemorado los 75 años del fin de la guerra mundial y también los 70 años de la declaración Schuman --entonces ministro de exteriores de Francia--, proponiendo la Comunidad del Carbón y del Acero que era el primer gran paso para la integración europea, una obra maestra del pragmatismo con objetivos superiores.

En plena post-guerra civil, España había estado al margen de la segunda Guerra Mundial, como lo había estado de la primera, del mismo modo que el régimen autoritario de Franco quedaba fuera del plan Schuman. Eran años de aislacionismo y economía de subsistencia, hasta que llegaron los planes de estabilización. Ahora España es uno de los Estados-miembro de la Unión Europea, está en la OTAN y tiene voz y voto en todos los organismos internacionales. Quienes se dedican a denostar la Transición sin más alternativa que el chavismo y la colectivización paracomunista o bien la disolución de España lo que va de una dictadura a la democracia plena, en el fondo no solo carece de significado, sino que es un trampantojo ideado por carcamales que creen en el sistema de libertades.

Retornan los oscurantistas. Resulta que Franco tiene la culpa del coronavirus o que España mata catalanes. Cuando concluya la pandemia, podremos comprobar que ni Podemos ni el independentismo catalán han querido comprender lo que fue aquella Transición democrática ni lo que es la lealtad constitucional. Seguirán en lo mismo, ajenos a todo lo positivo que está siendo --a pesar de errores e imprevisiones-- el sistema internacional y la institucionalidad europea. Véase la elegía al comunismo de Pablo Iglesias en las páginas del Financial Times o la inmoralidad de una Generalitat que no solo se desentiende de representar a todos los catalanes sino que sigue dando prioridad a la república catalana independiente por encima de la estrategia coordinada en el conjunto de España para contener la pandemia.

El 8 de mayo de 1945, Alemania capitulaba frente a los aliados y el 9 de mayo de 1950, Schuman ponía los cimientos de lo que hoy es la Unión Europea. Entre 70 o 75 años después, queda mucho por hacer en esta Europa porque todo es imperfecto por naturaleza. Todo menos, al parecer, el oscurantismo del chavismo neocomunista y de la sinrazón secesionista. Nissan se va, pero el Fossar de les Moreres se queda