Hasta no hace mucho Vox era un partido marginal, ruidoso, pero marginal. Que el 10,9% de los votantes andaluces se hayan decantado por esta opción lo convierte en una opción a estudiar, tanto que tiene la llave del cambio de gobierno en la comunidad andaluza. Y gracias a estas negociaciones conocemos algo de su pensamiento económico.

El documento publicado es poco detallado, como corresponde a un partido que comienza a oler poder, pero es razonablemente coherente con el ideario que se le supone. Es, en general, poco solidario: menos impuestos que se traducen en menos ayudas sociales, matizado por ciertos toques más paternalistas que solidarios hacia la familia y los enfermos terminales. Unas líneas propias de un partido populista de derechas.

Podemos quedarnos ahí, en una simple descalificación por poco solidario salpimentado por el ruido que hacen sus propuestas respecto a la abolición de las leyes de discriminación positiva, su rechazo a la emigración y su amor al pasado, pero un partido al que todas las encuestas, menos las del CIS, ya le dan más de un 10% de posible voto a nivel nacional bien merece una segunda lectura a sus ideas.

España es un país en general ideológicamente de centro, con cierto escoramiento hacia a la izquierda, pues el PSOE ha gobernado 23 años de los 40 de nuestro actual periodo constitucional, pero la profunda crisis económica que comenzó en 2008 y que está formalmente terminada ha dejado profundas heridas en forma de desigualdad, empobrecimiento y precariedad. En un país que ha tenido más de cinco millones de parados, con zonas por encima del 30%, y aunque ahora ha mejorado la cantidad de empleo pero ha empeorado la calidad, era solo cuestión de tiempo que el populismo avanzase con fuerza. En las anteriores elecciones europeas surgió la oferta populista de izquierdas y ahora parece que toca la de derechas. El común de los mortales busca respuestas simples a preguntas complejas y ahora es muy sencillo dar bandazos en cada elección.

A Vox le podemos demonizar o intentar aislar, pero no ignorar. Lo mismo que Podemos subió como la espuma desde las anteriores elecciones europeas entramos en un ciclo en el que Vox puede ser el nuevo actor emergente. El PSOE parece que ha controlado algo la pérdida de votos por la izquierda, pero ahora el PP, gran contenedor de todas las derechas, hace aguas por varios frentes, ahora también por el lado de Vox.

Las propuestas de racionalización de las administraciones que proponen tienen todo el sentido económico del mundo. En un país tan pequeño en comparación con la globalidad que nos rodea tenemos redundancias y sobrecostes que en Andalucía y en todas y cada una de las 17 autonomías españolas, se deben revisar pues cuando hubo que hacerlo en mitad de la crisis no hubo el arrojo suficiente para hacerlo. ¿No hay manera de ser más federal y a la vez más eficiente? Sin duda. Alemania o Estados Unidos no duplican o triplican organismos y entes, pero nosotros parecemos ser más ricos.

No es sorpresa que un partido de derechas proponga menos gasto social. Pero lo que debería ser transversal es la búsqueda de la eficiencia. Si una buena parte de las ayudas se quedan en los organismos gestores es que algo se hace mal. Levantar alfombras cuando hay un cambio de partido que ha gobernado casi 40 años parece como poco, recomendable.

La xenofobia que evidencian sus enunciados, “Andalucía y Spain first”, es el punto menos coherente con una visión económica de derechas. El libre mercado y la libre circulación de trabajadores es básico para crecer, especialmente en un país que envejece y tiene tan baja natalidad como España. Más allá de la solidaridad, necesitamos inmigrantes para que nuestra economía crezca. El paradigma del capitalismo, Estados Unidos, se ha hecho grande gracias a la inmigración y aunque ahora Trump se empeña en poner puertas al campo todo liberal en lo económico apoya la inmigración porque aporta mano de obra barata y consumidores.

No está tan lejos Vox de Trump, dice lo que mucha gente quiere oír y sobre todo hace mucho ruido para ser noticia y ganar una cuota de pantalla y atención que de otra manera no tendría. Trump ganó por sorpresa las elecciones, VOX no las ganará, espero, pero va a influir bastante en nuestra vida política en los próximos años. Repasemos sus propuestas porque me temo que pronto las veremos mejoradas para formar otros gobiernos autonómicos y cuanto más cerca esté del poder más economistas de peso puede atraer si es capaz de contener algunas de sus propuestas ideológicas más extremas cuando no nostálgicas.