Pensamiento

Quien pierde sus orígenes, ...¡Google maps!

16 marzo, 2014 09:41

En la canción "Jo vinc d'un silenci" ("Yo vengo de un silencio"), Raimon dice que "quien pierde los orígenes pierde identidad". Explica que viene de un silencio antiguo y muy largo, un silencio que no es resignado, un silencio que romperá la gente que ahora quiere ser libre y ama la vida, que exige las cosas que le han negado. La escribió y cantó cuando Franco aún vivía y todos la entendíamos como una crítica al franquismo, como un llamamiento a combatirlo que, como todo entonces, debía interpretarse entre líneas. Y, también, claro, como una defensa de la particular idiosincrasia catalana, maltratada por la dictadura.

Lo que sonaba bien durante el franquismo, ¿tiene que sonar igual hoy, 40 años después?

Raimon hablaba de pérdida de identidad, no de "la identidad". Es decir, que perder los orígenes supone, según él, que te arrebaten una parte de tu identidad, no toda. Lo que sonaba bien durante el franquismo, ¿tiene que sonar igual hoy, 40 años después? ¿Los orígenes de las personas que nacen hoy en Cataluña son los mismos que los de sus padres o abuelos? ¿Hasta dónde hay que remontarse para encontrar los orígenes que les definen?

Es evidente que, se pongan como se pongan, Jaume Sobrequés, Toni Soler, Carme Forcadell o Francesc Homs, los catalanes de hoy no tienen nada que ver con los que poblaban Cataluña en 1714. ¿Qué determina la identidad de las siete millones y medio de personas que vivimos en Cataluña? ¿Tiene razón Montserrat Carulla cuando dice que Franco fletó trenes llenos de inmigrantes andaluces y murcianos para diluir "nuestra identidad"? ¿Se salió con la suya? ¿O hemos conseguido superar esa dura prueba gracias a la firmeza de nuestras convicciones y a la fidelidad a nuestras tradiciones, lengua, costumbres y otras características que nos definen y diferencian de otras identidades?

Con las nuevas tecnologías de la comunicación las distancias se desvanecen. También les identitarias

Con las nuevas tecnologías de la comunicación las distancias se desvanecen. También les identitarias. Los orígenes de lo que somos, queremos, sentimos o esperamos hoy son cada vez más cercanos. Entre 1414 i 1714 pasaron 300 años. Y entre 1714 y 2014, también. Pero fueron 300 años muy diferentes. Cada vez el mundo cambia más rápido. Los catalanes de 2044 no sabemos cómo serán. Los de hoy están muy influidos por teléfonos móviles, iPads, Youtube, Facebook o Whatsapp.

Hace unos años, la identidad española se recuperaba por Navidad cuando los turrones El Almendro devolvían los inmigrantes a casa. Ahora, por Navidad, y durante el resto del año, los emigrantes se comunican por Skype con los que no han marchado.

Lo dicho. Todo cambia muy deprisa. Tanto que quien teme perder la identidad probablemente se fie más de encontrarla en Google (o Google Maps) que en los libros de historia.