“¡Que viene el lobo!, también conocido como “El pastor mentiroso” o “Pedro y el lobo” es un cuento infantil de Esopo que narra la historia de un joven pastor que disfrutaba bromeando con los habitantes de su aldea sobre el inminente ataque de un lobo. Una historia sencilla y fácil de entender, que defiende la importancia de la sinceridad y la confianza y que les transmite una enseñanza a los niños: no mentir porque si no cuando digan la verdad nadie les creerá”.

Así recoge Wikipedia la fábula griega. Viene a cuento por la enésima vez que Junts per Catalunya amenaza con la llegada del lobo en formulación de ruptura del Govern de coalición. Casi desde el mismo día de la configuración del Ejecutivo de Pere Aragonès, Junts ha amenazado con volarlo. Esta semana, nueva amenaza. Fecha de caducidad: finales de septiembre, coincidiendo con el debate de política general. Argumento: el Govern no avanza hacia la independencia. Eso sí, Junts se cuida mucho de decir cuál es el atajo que tiene pensado para que la secesión se materialice, lo que hace dudar que exista una hoja de ruta y, además, que sea factible y eficaz.

Los dirigentes de Junts deberían tomar nota de la fábula de Esopo. Habla de la sinceridad y de la confianza, algo de lo que, en este último año como mínimo, Junts ha carecido con sus socios de gobierno. De hecho, jamás han transmitido confianza y menos han sido sinceros. Están en su derecho a hacer sus planteamientos, pero si estás en un gobierno de coalición, la única cosa que no puedes exigir es que tu socio renuncie a los suyos y se pliegue sumiso a tus exigencias.

El lobo ha cogido forma bajo el manto de una auditoría. Dicen que en los temas sectoriales la cosa avanza a buen ritmo, lo que ya es mucho decir, pero que en el escenario nacional no se avanza. Sería más correcto afirmar que en la quimera independentista no se avanza, porque sí se registran avances en la consolidación de la autonomía. Existe la Mesa de Diálogo, of course, pero también los traspasos, competencias y financiación. ¿Es difícil consolidar estos avances? Seguro que sí, pero sin Mesa --y por ende, sin Gobierno socialista en Madrid ya no les cuento--, sería imposible construir un país a ser posible mejor que el que tenemos.

Pero Junts, siempre juega como en el rugby, con la patada a seguir. Hacer avanzar la pelota para que todos vayan a por ella. No tienen en cuenta que los adversarios se pueden hacer con el “huevo” y contraatacar. Dicen que la Mesa es una pantomima, pero ¿se han preguntado qué pasará sin una mesa de diálogo y con un gobierno de la derecha en Madrid sustentado en Vox?

La entelequia de la mayoría del 52% murió el mismo día que nació. La CUP hace tiempo que se bajó del barco y Junts espera hacer lo mismo, anhelando de paso que Feijóo gane en España y así dotar de patina de realidad sus veleidades ideológicas y su radicalidad infantil. ¿Volverá entonces a mentir Junts y su amenaza se vislumbrará falsa? No lo sabemos, pero sí ahora no actúan quedarán como el pastor Pedro, como unos mentirosos. No se puede amenazar siempre y no ejecutar. Y amenazar constantemente es cansino, infructuoso y frustrante. Tan frustrante como sus promesas irreales. Recuerden que hace 10 años, la independencia ya estaba “a tocar”.

Mientras, Aragonès se resiste a un cambio de tercio. Las municipales acechan y ERC no se atreve a cambiar de socios. Salvador Illa está dispuesto a echar el resto y dar estabilidad al gobierno porque la que se avecina no es pequeña. Conviene estabilidad y consenso. No la jaula de grillos actual, aunque los consellers de Junts no dicen está boca es mía y no parece que quieran abandonar el Ejecutivo. Ni ellos, ni los centenares de cuadros del partido que viven de la Generalitat. Los Comunes también quieren echar una mano, pensando que esto es mejor que nada, que estar reducidos al rincón de pensar.

Los socialistas mejoran en las encuestas y el pánico se adueña de Aragonès, que cierra las puertas a cualquier negociación porque a ERC siempre le tiembla las piernas cuando tiene que tomar decisiones. ¿Dónde está escrito que romper el pacto con los hiperventilados sea contraproducente para su consolidación en el espacio independentista? ¿Dónde está escrito que afianzar la hoja de ruta del diálogo sea una losa para su electorado?

Les puede el miedo escénico aunque los republicanos saben que este es el único margen de maniobra del que disponen para consolidar su proyecto, que no se pueden fiar de Junts porque la deslealtad es manifiesta y que sus socios acelerarán su presión porque solo piensan en recuperar el liderazgo en las próximas autonómicas. Este es el único objetivo y si para ello todo tiene que ir a peor, qué vaya a peor. Sin embargo, Aragonès no quiere dar su brazo a torcer porque para los republicanos el adversario, el de verdad, son los socialistas y la batalla municipal se vislumbra muy dura.

El dilema no es nuevo. De momento, seguiremos esperando a ver cuando llega el lobo. Sólo un pequeño detalle. Cuando llega se come las ovejas. Aragonés lo debería tener en cuenta.