Desde hace unos años, la Comunidad Valenciana está emergiendo con una mezcla de sensatez y dinamismo sorprendente en la España de hoy. Tras un largo período de euforia, liderada por diversos gobiernos autonómicos del Partido Popular, se dio paso a unos años de expiación de unos excesos que no condujeron a nada. Cuando la comunidad parecía más desorientada que nunca, de repente se nos muestra como un ejemplo de serenidad política y empuje empresarial. ¿Qué ha pasado en Valencia?

Pues que, seguramente, estamos ante un ejemplo paradigmático de hasta qué punto resultan determinantes una o dos personas para todo un país, especialmente en tiempos convulsos. Y es que, tras el buen hacer de Valencia, subyace la personalidad de Ximo Puig y Juan Roig.

El presidente de la Generalitat ha sido capaz de apaciguar una política tremendamente radicalizada, rompiendo con el extendido presagio de que su experiencia de coalición llevaría al caos y tenía fecha de caducidad. Ha sucedido lo contrario y, desde esa serenidad recobrada, recuperando el sentido institucional y el buen hacer de la vieja política, ha estimulado al mundo empresarial con el que, con toda fluidez, inciden en la política y economía española.

Por su parte, Juan Roig es mucho más que un empresario o un hombre rico. Responde al sentido más propio del burgués, aquel que entiende el dinero no como una finalidad sino como un instrumento, lo que le permite hablar en libertad y comprometerse con su sociedad. Su aportación a la economía valenciana, y a la misma autoestima del país, va más allá de Mercadona, siendo su liderazgo en el proyecto de Corredor Mediterráneo el ejemplo más paradigmático y conocido, pero no el único. Junto al estímulo de nuevas iniciativas empresariales o el apoyo a la formación, destaca su compromiso con la Asociación Valenciana de Empresarios, que está adquiriendo relevancia e influencia en toda España.

Valencia es un ejemplo de cómo de determinantes pueden resultar tan sólo dos personas. Cómo lo nota un país cuando las tiene. Y, también, cómo lo nota cuando deja de tenerlas.

 

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