Pensamiento

Pujoleo sin porte

30 septiembre, 2015 20:38

El pasado otoño, quien fuera primer secretario general del Deporte de la Generalitat publicó sus memorias. Las hizo con la colaboración de Genís Sinca, premio Josep Pla de 2013. En el prólogo, Pep Guardiola lo califica de totalmente modesto y discreto, nada altivo y casi nórdico (!). Se trata de Josep Lluís Vilaseca, 'Que consti en acta' (Proa). Es abogado, fue directivo del Barça entre 1969 y 1977, miembro de la Comisión Jurídica de la UEFA, diputado por CiU en el Parlamento catalán y jurado de los premios de la Fundación Príncipe de Asturias. Vilaseca no quiso ser candidato a la presidencia del Barça, y tampoco atendió a la petición de Roca de ser su segundo en la lista de CiU a la alcaldía de Barcelona.

La lectura de estas páginas evidencia de nuevo el poder del ex Molt Honorable para cautivar voluntades e imponer la suya, un estilo de hacer política y de dirigirse a la gente que se denomina pujoleo

La lectura de estas páginas evidencia de nuevo el poder del ex Molt Honorable para cautivar voluntades e imponer la suya, un estilo de hacer política y de dirigirse a la gente que se denomina pujoleo; quien manda, manda, y el 'primer señor de la tierra' más.

Así, cuenta Vilaseca que en 1969 el futuro amo de la política le presentó a Montal y le insistió mucho para que colaborase con él: "Acepté complacido porque me gustaba mucho el fútbol, sobre todo el Barça". No obstante, lamenta que siempre le hayan ofrecido cargos o encargos que no deseaba.

Se dice favorable a las listas electorales abiertas (la fuerza de la ola), pero no pestañeó para ir en una cerrada: "Has de contestar ara, em va dir Pujol, així que li vaig dir que si", ni tiempo tuvo para consultarlo con su mujer. Dos años y pico de parlamentario, y el reñidor 'todo poderoso' le propuso ser Síndic de Greuges, Vilaseca lo veía como una excelente salida de la política, pero no tuvo suficientes apoyos en los demás partidos y se resintió por ello. A pesar de lo cual, cree 'modestamente' haber "pasado a la historia política un poco por mi talante pacífico y conciliador, porque escuchaba a todos y no discriminaba a nadie en el momento de actuar y tomar decisiones".

No hay duda de que supo trabajar muy bien bajo la coordinación de Samaranch, alguien, dice, que sabía cómo hacer las cosas y "se veía que sabía lo que tocaba". Aprendió mucho con él y se nota una relación llena de admiración y afecto, de la que cuenta con cariño anécdotas personales; algo que no sucede en el caso del jefe Pujol. Ironías de la vida.

Hay una muestra de simpar pujoleo --siempre consentido, esa fue la cuestión-- en esta anécdota: "Escolta’m, Josep Lluís, tu que coneixes en Porta..., me l’hauries de fer venir a entrevistar-se amb mi perquè li vull demanar una cosa". Dicho y hecho, Vilaseca le llevó al presidente de la Federación Española de Fútbol --Pablo Porta, un antiguo falangista sin contemplaciones en sus años mozos a la hora de repartir jarabe de palo a los discrepantes--.

El padre prefecto confraternizó con el ex alumno díscolo que le hizo un favor AMGD. Porta, el 'joven pecador', debió de creerse un hombretón rescatado

¿De qué se trataba? Se había de inaugurar en Barcelona el campeonato del Naranjito. Habla el señor Pujol: "Escolti, Porta, vostè que ha de fer un petit discurs a l’acte inaugural del Mundial 82..., un discurs que el sentirà tot el món, li vull demanar que vostè digui un tros del seu discurs en català... Vostè ens farà un gran favor. Interessa molt que tothom sàpiga que el català existeix, que és la llengua pròpia de Catalunya".

¿Humildad y amabilidad del gran 'Cap' para con un irredento catalán franquista, desplazado del eje de los tiempos? No "usted se hará un gran favor" redentor, sino "vostè ens farà un gran favor". A Pablo Porta no se le ocurrió decir que ya lo tenía pensado, porque no era así, le dijo que le pedía algo muy delicado y porteó a su vez: "Però jo ho faré, tot i que no sé com". Lo hizo. Y concluye Vilaseca: "El presidente Pujol se quedó muy contento y satisfecho. Después se lo agradeció de todo corazón y nos invitó a él y a mí a almorzar en la Casa dels Canonges", el padre prefecto confraternizó con el ex alumno díscolo que le hizo un favor AMGD. Porta, el 'joven pecador', debió de creerse un hombretón rescatado.

Vilaseca acaba su libro con grandes palabras y expresa su deseo de "contribuir a una Cataluña mejor, más preparada, más a punto de realizar una escalada que la sitúe en una posición más definida y estable", crípticas y celestiales palabras. Quizá por este pío y patriótico afán se refiera de continuo a "el estado y la Generalitat"; no se trata del estado gaseoso sino del español, y 'no merece' mayúsculas. No es una susceptibilidad pueril. ¿Qué se diría si por sistema se escribiera "el Estado y la generalitat"? Que conste en acta.