Tras la moción de censura y el acceso de Pedro Sánchez a la presidencia del Gobierno, algunos analistas y medios anuncian la vuelta al bipartidismo. Esta opinión estaría amparada por las encuestas publicadas hoy por ABC y La Razón. Al menos, eso parece leyendo algunos titulares.

Recordemos los resultados de ambas encuestas. El primer resultado corresponde a ABC y el segundo a La Razón: PSOE, 28,8% y 24,9%; PP, 25,6% y 24,9%; Cs, 21,1% y 21%; UP, 13,1% y 16,7%. Para poder valorar estas encuestas conviene recordar dos precedentes: el resultado de las últimas elecciones y el sondeo del CIS de este mes de mayo pasado: PP, 33,03% y 24%; PSOE, 22,66% y 22%; UP, 21,1% y 19,6%; Cs, 13,05% y 22,4%. Ha habido en los últimos meses muchas otras encuestas con resultados muy dispares y con menos credibilidad que la del CIS y por eso la tomo de referencia junto con la única realidad: el resultado de las elecciones de 2016.

Ambas encuestas están muy influenciadas por los acontecimientos de la ultima semana, que han dado un enorme protagonismo mediático al PSOE, por el éxito de la moción y la buena imagen del nuevo Gobierno, pero también influyen en el PP, favorecido por la solidaridad con el perdedor. A falta de su consolidación en los próximos meses, ¿qué lectura política cabe hacer de las mismas?

Desde luego, me parecen poco fundadas las opiniones de quienes anuncian que el bipartidismo ha vuelto. Entendiendo por bipartidismo un claro predominio de PSOE y PP que posibilite su alternancia en el poder con amplias mayorías, absolutas o relativas, como ha venido ocurriendo en España.

El PSOE recupera la hegemonía de la izquierda y aventaja a Podemos entre 8 y 12 puntos porcentuales. El PP frena el ascenso de Ciudadanos que mantiene un porcentaje de voto del 21%, a cuatro puntos del PP. Eso es lo que podemos extraer de las encuestas de hoy. Lo que hay que ver es si estas tendencias se consolidan o no con el paso del tiempo.

Salvo circunstancias excepcionales, el PSOE tiene más fácil consolidar y ampliar su ventaja frente a UP que el PP frente a Ciudadanos. La razón es que el PSOE goza del escaparate del nuevo Gobierno que siempre tiene un periodo de gracia, y su rival está pasando por problemas internos y con un líder crecientemente cuestionado. La sentencia sobre los ERE dará armas a sus rivales pero no ocasionará el desgaste que han producido al PP los constantes casos de corrupción de los últimos años. En cambio el PP tiene por delante renovar su liderazgo, lo que siempre es una incógnita, y una amplia agenda judicial de asuntos de corrupción. Además, deberá mirar de reojo el crecimiento de Vox.

Se dirá que el Gobierno de Sánchez no sólo quiere frenar a Podemos sino también pescar en los caladeros de Ciudadanos. Salvo en Cataluña, Ciudadanos ha crecido a costa casi exclusiva del PP y su programa es de centro-derecha reformista. Modernidad, políticos más jóvenes y no tener el peso de la corrupción han hecho que los hijos de los votantes tradicionales del PP se hayan pasado en masa a Ciudadanos. Por muy ortodoxa y bendecida por Bruselas que sea su política económica, el PSOE no va a cautivar al votante de centro-derecha. Modificaciones de la reforma laboral, subida de impuestos, aumento del gasto público o cesiones a los secesionistas no van a proporcionar al PSOE votantes liberales o conservadores.

En Cataluña, las posturas ambiguas del PSC en el tema nacional, especialmente su negativa a aceptar que el castellano también sea lengua vehicular en la enseñanza, han llevado hacia Ciudadanos a militantes y votantes socialistas. Además, el votante de centro-derecha es, mayoritariamente, nacionalista, por lo que Ciudadanos tiene escaso margen de crecimiento en esa dirección. Por tanto, la competencia entre Ciudadanos y PSOE, relativa en el conjunto de España, sí es determinante en Cataluña. ¿Se lanzará el PSC a recuperar el votante que se ha pasado a Ciudadanos por el tema nacional? No lo creo, tanto por sus eternas contradicciones internas como por el hecho de que manteniendo la ambigüedad puede crecer a costa de los comunes.

En conclusión, la vuelta al bipartidismo exigiría que el PSOE redujera a Podemos al tamaño de IU a través de una política de izquierdas que le alejaría del votante de Ciudadanos y que el PP se rehiciese desde la renovación y la oposición. Ninguna de las dos cosas es imposible, pero me parece menos improbable la primera que la segunda.

Al PSOE le será imposible contentar a todos. Las contradicciones incluso dentro del propio Gobierno son muchas. Por ejemplo, ¿comparten Calvo, Borrell y Huerta las posiciones de Batet sobre Cataluña? Lo lógico serían unas elecciones en breve, aprovechando la ola de popularidad generada por la moción de censura y el nuevo Gobierno. Pero la atracción del ejercicio del poder y que tengamos elecciones europeas, municipales y autonómicas en mayo 2019 hace pensar que el nuevo Gobierno tratará de resistir al menos hasta otoño de 2019.