En 2001 un joven economista observador con tan sólo 30 años fue a Polonia. Era el director financiero de Estudio Lamela Arquitectos y nos habían adjudicado la nueva terminal del aeropuerto de Varsovia, en un consorcio con Ferrovial, y tenía que crear un sucursal para desarrollar el proyecto. La ciudad estaba mucho más atrasada que Madrid y las cicatrices de décadas de comunismo eran visibles. Lo que más destacaba era la construcción en hormigón de vivienda social racionalista y con estética estalinista. Los coches, la ropa, etcétera.

Pero el contraste era brutal y de repente veías destellos de país avanzado. Nuestra terminal incorporaba a Polonia a la vanguardia mundial en aeropuertos de última generación. Foster había desarrollado varios proyectos en la ciudad. El centro histórico de la ciudad se había rehabilitado y era habitual el alquiler turístico por días.

En los últimos 5 años Polonia ha aumentado su cuota en las exportaciones mundiales un 30%, España un 10%.

Restaurantes de diseño, discotecas donde los jóvenes lo daban todo cualquier día de la semana y con 15 bajo cero en el exterior. En la biblioteca de la facultad de economía los libros antiguos convivían con los mismos manuales que nosotros enseñábamos en Alcalá. Muchos profesores se habían doctorado en EEUU y tenían un altísimo nivel.

Recuerdo que todo lo que veía se parecía mucho a lo que había sucedido en España en los años ochenta cuando nos incorporamos a la Unión Europea. Hoy mirando la web de Eurostat he visto los datos de indicadores adelantados de prevención de crisis, donde Polonia destacaba.

En los últimos cinco años Polonia ha aumentado su cuota en las exportaciones mundiales un 30%, España un 10%. España abandonó la autarquía y la planificación franquista en 1959, Polonia la planificación comunista en 1991 de la mano del plan de estabilización diseñado por Jeffrey Sachs. Por eso he dibujado en el gráfico que viene a continuación la renta por habitante de los polacos en relación con los españoles. La convergencia es espectacular.

Al igual que en España, la desigualdad en Polonia es elevada y un reto para los próximos años.

La entrada en la Unión Europea ofrece a las empresas seguridad jurídica y se produce una llegada masiva de inversiones para aprovechar los menores salarios, principalmente en el sector industrial.

Polonia se ha beneficiado de la negociación que Felipe González hizo de los fondos estructurales europeos, igual que España lo hizo antes y muchas comunidades autónomas españolas siguen beneficiándose. El boom de inversión generó en ambos países déficit con exterior y elevada deuda externa. En Polonia 60% del PIB, inferior al 80% del PIB de España pero elevada para un país de renta por habitante más baja.

En Polonia sorprendentemente hay un gobierno nacionalista enfrentado con la Unión Europea y proteccionista. Sin duda, un virus global que afecta a todos los países, incluidos a los que más se han beneficiado de la globalización desde 1980. Al igual que en España, la desigualdad es elevada y es un reto para los próximos años.

Muchos españoles trabajan en Polonia. El otro día cenando con un amigo miró en una aplicación de móvil los niveles de calidad del agua en una depuradora en Polonia gestionada por una empresa española. Y muchos polacos trabajan en España, en Alcalá tenemos muchos alumnos de la Europa del Este.

España y Polonia han sufrido mucho en el último siglo y ambos nos merecemos progresar y compartir el proyecto europeo, hoy lamentablemente sin el Reino Unido (Brexit). Los europeos deberíamos acostumbrarnos a empezar a hablar de lo que nos une antes de lo que nos separa para reforzar este proyecto que ha traído paz y desarrollo humano a millones de ciudadanos, entro los que me incluyo.