Muy triste. No esperaba tanta controversia con su candidatura a la secretaría general del PSOE. No esperaba que Pedro Sánchez se presentara. No esperaba su reacción contraria. No esperaba que lo considerasen un traidor. Patxi está triste. Muy triste. Y desanimado. ¿Puede abandonar? Todo es posible. Aunque sabe, como apuntaba Galdós que “de la noche sale el claro día” y “de la opresión nace la libertad” de su tristeza y los ataques a su persona, saldrá la unión y la fuerza del futuro partido socialista.

Ha habido y hay algunas reacciones de compañeros que no le han gustado. Y bastantes falsedades en los comentarios. Él no fue el culpable de que Pedro Sánchez dimitiera de su escaño. No. Porque Pedro había comentado tal decisión con una veintena de compañeros. Porque Pedro ya es mayorcito como para tomar una decisión de ese calibre por sí solo. Porque las cosas no son como las cuentan para culparle a él de traidor cuando lo había dialogado con Pedro. Busca ser un aspirante de consenso y unión y lo están colocando en la posición que nunca buscó. Buscaba el consenso como pedrista sin Pedro para atraer a los opositores de Pedro. Pero contando con que Pedro no se iba a presentar a las primarias del PSOE. En eso habían quedado. O esa era la intención.

¿Y si gana Pedro Sánchez? Se temen lo peor. Ruptura del PSOE. Ya lo echaron una vez y no lo van a admitir de nuevo. Se acabó el PSOE. Se rompe

Pero Pedro se ha presentado. Se ha roto el esquema. Se ha roto la pirámide. Pedro busca la aventura. ¿Y si gana? Los afiliados del PSOE son ciudadanos con unos añitos. Las pasadas ejecutivas no se han preocupado de rejuvenecer el partido. Han formado a algunos, no ya tan jóvenes, para ser ministros. Para ejercer el poder. La política como profesión. Pero de las bases no se ocuparon. Sólo de la cabeza. Sólo con vistas al poder. Pues en las primarias votan los afiliados y ya son mayores. No les importa el poder. Les da igual. Ya lo tienen todo hecho. Votan con su ideología socialista de verdad, cosa que las ejecutivas pasadas y la gestora ahora ya no tiene, ni tuvieron. Ideología socialista. Y como tal puede ganar Pedro. Por más que Madina advierta de que “las primarias del PSOE no son una aventura al servicio de nadie”. Refiriéndose a Pedro, pero se olvida que sí son una aventura al servicio del poder fáctico que sí hay en el PSOE. ¿O no señor Madina? Al servicio del poder establecido y sus sujetos. Que no venga nadie a sustituirlos. Pues Pedro lo quiere hacer. ¿Y si gana? Se temen lo peor. Ruptura del PSOE. Ya lo echaron una vez y no lo van a admitir de nuevo. Se acabó el PSOE. Se rompe.

Por el otro lado aparece Susana de Andalucía. ¿Dónde vas Susana? Que sí se va a presentar. Pero no anunciará la decisión hasta que estén definidas las fechas por parte del Comité Federal Extraordinario. Hasta que no se vea como ganadora. Eso sí, no parará de dar mítines por toda España. Al estilo del de León de la pasada semana, con los mineros sin minas y sin protestas. A última hora. A lo peor espera a ver si se cansan Pedro o Patxi. O los dos. Y va a Madrid en carroza de caballos negros. Aclamada como Cleopatra en Roma. Ya quisiera. En eso sueña. Como maneja la Gestora, intentará retrasar lo más posible las fechas de las primarias y del Congreso. Juega a que se aburran. O se cansen de pelearse entre sí los otros dos candidatos, Pedro y Patxi. Y a que los pactos con el Gobierno de Rajoy le proporcionen garantías. ¿Piensan igual los militantes socialistas?

Seguro que no. Y Patxi tampoco. No quiere enfrentamientos. No quiere divisiones. Busca el consenso y el respeto. Tirará de la historia y la experiencia. Quiere ser la alternativa a las dos facciones enfrentadas. Las de Pedro y las de Susana. Pero se lo están poniendo difícil. Se queda en medio y es el que va a recibir las bofetadas. No le gusta. Y está triste. ¿Y si abandona? Se lo está pensando. Sale al patio del Congreso y se fuma los cigarrillos de tres en tres. Medita. Pudiera ser la ruptura del partido del PSOE. Y no se lo perdonaría. Por eso está triste. Camina cabizbajo. Pensativo. Con la moral a ras de suelo. Patxi está muy triste. Pero tiene claro, como Friedrich Richter, que “el desaliento es el suicidio del corazón”. Por eso seguirá.