Tenemos un país en plena efervescencia. Hay de todo. Campaña a todo gas. Moción de censura. Crisis económica. Exhumación de Franco. Subida de pensiones. De momento, sólo promesa. Sentencia del juicio del procés. Puede publicarse en cualquier momento. Comentan por las esquinas que ya está todo hecho y decidido. El delito de sedición no se lo quita nadie. Ya tenemos sentencia. Y movida por las calles. Claro que por otras esquinas se comenta que el traslado de los restos del dictador Franco está a punto de realizarse. Mucha policía y vigilancia hay en El Pardo. Será por algo. Sucesos para despistar. Queda un mes y estamos en campaña.

Y se ha cambiado el discurso. Por lo menos de dos jóvenes. Casado y Rivera. Prometen hacer lo que sea para no bloquear la formación de Gobierno. ¡Sorpresa! ¿Por qué no lo hicieron antes? Querían quemar a Pedro y quien se ha quemado ha sido Rivera. Tres vidas se arrepentirá Rivera de no haber pactado con Sánchez. Sumaban mayoría. A gobernar y a crecer. Ahora, a elecciones y morir. Si hay debacle en Ciudadanos, ¿se irá Rivera de la presidencia? Ni soñarlo. Lo tendrán que echar a puntapiés, y ni por esas. Se irán todos y quedará solo, incluso Arrimadas. ¿Por qué has venido a Madrid, Arrimadas? No se te ve.

Ya sabemos que Rivera ha vuelto a cambiar de acera. Veremos qué dicen las encuestas sobre tanto cambio de rumbo. De aquel compromiso irrenunciable para echar a Sánchez de La Moncloa. De aquel no es no copiado al propio Sánchez, a la banda de Sánchez a este viraje a la otra acera. Hemos abierto las puertas a cualquier pacto. Puede ser tarde, amigo Rivera. Te faltaron reflejos. Siempre se han conseguido más cosas desde el poder que desde la oposición. La vara de mando lo consigue casi todo. No hay más que observar a Sánchez. Lo has visto tarde, Rivera. Lo pagarás. Ya lo dicen algunas encuestas. Lo dirán más alto las próximas. Si hacemos caso a las encuestas, ya tiene Rivera el agua al nivel de la nuez del cuello. Venderse a Vox no iba a salir gratis. Ser socio de gente que vitorea al dictador y denigra las Trece Rosas se paga antes o después. En las próximas elecciones.

Lo cierto es que Rivera Riverita se ha ganado una moción de censura a sí mismo. Se la puso a Torra. No entramos, lo han contado muy bien los compañeros. Pues ahora ponte a ti mismo la moción, Rivera. Para irte. La ganas. Hace dos meses defendía "nada de alianzas con Sánchez". Ahora, la alianza con Sánchez es una solución de Estado. ¿En qué quedamos? En que los ciudadanos le van a dar a Rivera un fuerte castañazo. Un duro revés electoral cuando se cuenten las papeletas. ¡Vaya noche te espera, Rivera! Salvo un sonoro cambio, o sonoro acontecimiento. Salvo un muerto en Cataluña, que esperamos no verlo. El tema es que la campaña ha entrado en competición y los partidos, PP y Cs, se pelean por ofrecerse a pactar. No habrá bloqueo para un futuro Gobierno. Lo podían haber pensado hace cinco meses. Nos hubiésemos ahorrado muchos euros y mucho cabreo.

Porque puestos a competir, hasta Casado quiere ser constructor de pactos. Lo que haga falta. Si Rivera pacta, pues yo también pacto, se debe repetir a sí mismo cada media hora. Tiene buena pinta el ménage à trois. O mala. Alguno iba a saltar por la ventana. Casado se prepara para competir con ventaja. Ha puesto a Ana Pastor, la expresidenta del Congreso, de número dos por Madrid. La última de Mariano. Cerca de él. Ha evolucionado Casado, aunque le queda parte de la alfombra pepera por limpiar. Ha recuperado a varios nombres de la era de Rajoy para recuperar votos que emigraron. Si se acerca a los cien diputados, se habrá recuperado el bipartidismo. Tanto correr para volver al mismo sitio. Tanto que iban, los nuevos partidos, a regenerar la política y volvemos al principio. Eso arrastra mucha decepción. Y un aumento del porcentaje abstencionista. La abstención seguro que gana.

Todo es generosidad en campaña. Pedro Sánchez ofrece subir las pensiones el IPC. Pues el IPC es del 0,3. O sea 30 céntimos de subida al mes. Menos de cinco euros al año. Gran subida, don Pedro Sánchez. Como siempre, hay que ganarse a los pensionistas. O medio engañarles para conseguir sus votos, que son muchos, cerca de nueve millones. Y Casado se une en la propuesta. Vamos de engaños. Pero, ¡cuidado!, el ciudadano no se deja engañar, porque está hasta el gorro de falsas promesas y de tanto ir a votar. Cuidado, que las urnas las puede llenar el diablo. Cuidado, que puede haber un cambio del que podamos arrepentirnos. Hay algunas similitudes con viejos tiempos que preocupan. La caza de brujas nunca tuvo buen final en España. En un mes volvemos a pactar. O al menos, a intentarlo.