Estamos viviendo tiempos políticos monopolizados por la pandemia del Covid-19 que ha provocado un cambio en todos los ámbitos. La prioridad sanitaria ha sido evidente en una primera fase y en la actualidad lo continúa siendo si bien en combinación con la problemática económica y social que comportará la que será una desconocida nueva normalidad, que será nueva pero que de momento no será normal y en la que deberemos hacer frente a las graves consecuencias económicas y sociales resultado del vuelco en todos los ámbitos provocado por la epidemia y las medidas que se han debido tomar para evitar su propagación. 

En España el primer gobierno de coalición progresista ha tenido que hacer frente, al poco de nacer, a una grave situación no prevista y ha adoptado numerosas medidas políticas, económicas y sociales, muchas de ellas inéditas en nuestra historia y que en general han sido correctas para detener la pandemia. La primera de ellas la proclamación del Estado de Alarma, decisión que se ha visto plenamente confirmada como acertada en el tiempo.  Posteriormente el gobierno decidió ampliar el confinamiento y decretó el cese de todas las actividades productivas durante diez días mediante permisos retribuidos recuperables que también se ha demostrado acertado.

A la vez acuerdos adoptados con el consenso de los agentes sociales, sindicatos y patronales de acuerdo sobre los ERTE, sobre autónomos y sobre fondos para la liquidez de las empresas han sido esenciales. Posteriormente se han ampliado con atención sobre regulación de aplazamiento en créditos de vivienda, alquileres, y cobertura de colectivos como las empleadas del hogar que han podido acceder por vez primera a cobrar prestaciones de desempleo. Y ahora está en fase de preparación la propuesta de Ingreso Mínimo Vital de una importancia trascendental.

Ahora para comenzar a salir del confinamiento se han establecido una serie de fases que se aplicarán de forma no uniforme sino de acuerdo con la situación de cada territorio. En este terma el Gobierno ha buscado una medida territorial, en principio pero no exclusivamente la provincia, en la que a partir de determinados indicadores sanitarios se puedan ir pasando de una fase a otra de desconfinamiento. La medida territorial se establece en torno a tres criterios, el sanitario, el de posibilidad de control de la movilidad y el de criterio económico-laboral.

Lo que ha caracterizado la actuación del Gobierno de España es aplicar unas políticas muy distintas de las que los gobiernos de las derechas aplicaron en otras situaciones como fue en la crisis económica cuando el coste se hizo recaer sobre las clases trabajadoras y más vulnerables lo que comportó como resultado una mayor desigualdad social. Y lo mismo ha defendido en el ámbito europeo donde plantea mancomunar la deuda o fondos de recuperación sin condiciones que no lastren la recuperación futura de los diversos estados.

El Gobierno ha trabajado de forma intensa en una situación totalmente nueva. Nadie con un mínimo de objetividad puede negar que el Gobierno ha estado en un situación de plena actividad para hacer frente a cuestiones no exploradas anteriormente, sin recetas previas y provocando una frenética y constante actividad de publicaciones en el BOE, con el trabajo de elaboración que comporta, concertación con los agentes sociales, comparecencias en el Parlamento, ante los medios de comunicación, reuniones e intercambio de opiniones con las autonomías a muy diversos niveles y contactos con los diversos grupos políticos.

Como es normal en una situación como la vivida es evidente que se han cometido errores y que se han tenido que hacer rectificaciones y redacciones a última hora. 

Ante ello cabe lamentar la actuación de la oposición de la derecha y de los independentistas, todo ello dejando al margen a Vox por su actuación permanentemente fuera del mínimo decoro parlamentario. El PP con Casado y sus principales dirigentes en ningún momento han optado por una oposición constructiva, han sido una imitación a veces similar a la de Vox, criticando sin razón y siempre con posterioridad. De entrada se enteró de la emergencia a toro pasado pero criticó al gobierno por no haberse enterado antes y estuvo permanentemente intentando presentar como una causa fundamental la celebración del 8 de marzo, a la cual cabe decir que asistió una representación del propio PP. Ese día no sólo se celebró el 8 de marzo, sino partidos de futbol en todas las divisiones y hasta el acto de Vox, y días más tarde hasta hubo aglomeraciones de protesta por la celebración de un partido a puerta cerrada en Valencia. Fue en esta semana que ante la evolución en el Norte de Italia el conjunto de países europeos se percataron de la amenaza de la pandemia.

Posteriormente y sin rubor el PP pese a votar la propuesta del Estado de Emergencia ha estado en una constante crítica acusando al gobierno de actuación errónea, lenta o precipitada y sin concretar en ningún momento sus propias responsabilidades. Una crisis compleja como ésta afecta a todas las administraciones y una crisis sanitaria como la presente debería por vergüenza hacer enrojecer al PP responsable principal de los recortes en la sanidad pública especialmente en Madrid donde gobierna la Comunidad desde hace décadas, y donde se ha producido el mayor foco de infección pese a los intentos actorales de la Presidenta Ayuso que atacando al gobierno del estado intenta taparse sus propias vergüenzas. ¿Quién es el responsable de los recortes y las privatizaciones sanitarias en la Comunidad de  Madrid? ¿Y de las residencias de la tercera edad?

El PP no ha dado por buena ni una actuación del Gobierno del Estado al que ha atacado de forma inmisericorde sin darle el más mínimo respiro y especialmente sin plantear ninguna alternativa. Lo máximo que hemos oído son propuestas de corbatas negras, o de bajar impuestos o cancelar impuestos. En un momento de gran gasto social al PP sólo se le ocurre la propuesta de bajar impuestos, como si no tuviéramos una presión fiscal 7% puntos inferior a la media de la UE, y un menor gasto social también del 7%,  gracias en gran parte a las posiciones que siempre defiende el PP esas de que “el dinero siempre está mejor en el bolsillo del contribuyente”. Pero cuando vienen crisis como la actual todos esperan que sea el Estado y lo público los que los socorran, hasta muchos empresarios, grandes y pequeños, y ciudadanos de los que piden menos impuestos ahora piden que los socorra el Estado. El PP ha desaprovechado una ocasión para demostrar que es un partido de “Estado” y ha quedado claro que su única obsesión es hacer caer al Gobierno como sea, aunque sea mediante mentiras y falsedades como culpar al gobierno de los muertos, sin entonar ningún “mea culpa” por sus políticas anteriores de recortes. Últimamente ha llegado a decir que Sánchez es el culpable de la crisis sanitaria y de la posterior crisis económica y punto. Y lo dice sin argumentar y sin siquiera dar las razones de su aserto.

En la misma línea que el PP cabe situar al Govern de la Generalitat y todos sus componentes. Ellos que han hecho propuestas siempre contrarias a las del Gobierno. Todas situadas en términos de confrontación política para mantener la llama independentista. Primero pidieron cerrar Cataluña como si ello sirviera de algo, cuando ellos cerraron la zona de Igualada que padeció la falta de actuación del Govern. Después pidió el cese de todas las actividades, de todas, añadiendo que el Estado pagara las nóminas. Posteriormente en plena situación de confinamiento plantearon que los “padrinos” pudieran llevar la “mona de Pascua” a sus ahijados. Además en todo el proceso se han dedicado a contraprogramar en sus televisiones las ruedas del Gobierno planteando propuestas que sabían inaplicables o salpicando de “perlas” como decir que “Madrid mata”, “que con independencia habrían menos muertos” o culpara al Gobierno del Estado de todas las ineficiencias propias. Todo ello al margen de payasadas como de contraponer un equipo científico propio, que parece ser que es inexistente, o prometer 14 millones de mascarillas que aún nadie ha visto. Y como en el caso del PP, ellos son herederos de los responsables de los recortes sanitarios en Cataluña y la situación en las Residencias. Es un Govern de publicistas de la independencia y de incapacidad demostrada en la gestión. Que a todo vota No en el caso de JxCat, o que como máximo se abstiene en el caso de ERC.

Al contrario de la actitud de la oposición, el Gobierno ha encontrado mucha mayor sintonía con los agentes sociales, no sólo con los sindicatos sino también con la patronal.

Cabe decir que la crítica es aceptable y positiva pero que el acoso sin alternativas, la crítica por la crítica, la oposición por la oposición, el fijarse en el detalle mal realizado en lugar de en las políticas esenciales, es una señal de actuación rastrera y miserable, y de esto hemos visto mucho en este período.