El hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra. Los historiadores dicen que cada tres generaciones generamos una guerra o una crisis sin precedentes que nos hace reinventarnos. Una pandemia global parecía suficiente, pero seguimos con la obsesión por las fronteras y, por supuesto, los recursos. Parece que no aprendemos… y lo peor es que estamos tirando la toalla de la humanidad en el planeta.

En este sentido, no sé si llamar esperanzador o de lo más preocupante al hecho de que el hombre más rico del mundo diga que hay “hay un 100% de posibilidades de que todas las especies se extingan debido a la expansión del Sol, a menos que la humanidad se haga a la vida multiplanetaria”. Esta frase la escribió Elon Musk en su cuenta de Twitter, red que intenta adquirir por un modesto precio de 43.000 millones de dólares, más o menos el presupuesto de la Generalitat de Cataluña.

Este tuit fue una respuesta a un estudio en donde indican que hay pruebas de que estamos en camino de un sexto evento de extinción masiva de la biodiversidad global, esta vez causado totalmente por las actividades humanas.

Sin ser catastrofista, parece ser que nos estamos quedando sin planeta habitable por la explotación de los recursos naturales por los que nos peleamos como los rusos en Ucrania. De hecho, preferimos matarnos por la tierra quemada que compartirlos y potenciarlos. Así, parece ser que en lugar de tener una visión global para aplicar de manera inteligente las nuevas tecnologías de naturaleza conectada, distribuida y extraterritorial, hemos decidido invertir en dos estrategias para crear un nuevo mundo, la espacial y la digital.

Musk podría parecer un excéntrico o aprovecharse de que cada uno de sus tuits provoca la valorización instantánea de un proyecto, pero las principales economías como la China, americana o japonesa o empresas privadas están también en la carrera espacial.

En el caso de Musk, su compañía SpaceX, que tiene como nave insignia la Starship, decidió que la mejor opción es que los humanos multiplanetarios colonicen Marte. De hecho, estos días, SpaceX ha conseguido enviar una tripulación con éxito como la primera misión privada a la Estación Espacial Internacional.

La guerra de Ucrania se está jugando en el terreno de la tecnología y no solo por los drones o las armas bélicas, sino porque las sanciones a Rusia tienen un marcado carácter tecnológico, sobre todo en el ámbito económico; los analistas lo llaman decoupling economy gracias a las sanciones de países y acciones de tecnológicas en ciberseguridad, comercio electrónico, desinformación y métodos de pago, etcétera. De hecho, Musk ha enviado al Gobierno ucraniano sus satélites Starlink para que puedan conectarse a internet.

Lo de vivir en un universo paralelo ahora puede ser en el mundo digital o en la web 3.0 o el metaverso en tres dimensiones. La tecnología blockchain, los criptoactivos y todo lo que se deriva hacen que este sea un mundo nuevo donde desconectar, tradear o trabajar.

Lo cierto es que en el metaverso de Meta (antes Facebook) tampoco aprendemos porque Mark Zuckerberg, su CEO, planea cobrar comisiones por las adquisiciones de parcelas digitales, una especie de burbuja del ladrillo 3.0 o metaladrillo.

Ahora que la presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, parece que subirá los tipos de interés después del verano, y que los bancos reivindican de nuevo los préstamos con interés variable, las hipotecas en bitcoins ya están aquí. Es decir, hay muchas personas con fortunas en criptomonedas que no pueden usarlas para comprar viviendas y esta hipoteca les da la opción de adquirir activos como otras nuevas compañías fintech que, por ejemplo, te dan una suscripción familiar a Spotify, parece ser que próximo socio publicitario del FC Barcelona.

Sea en Marte o en el metaverso, necesitamos seguir comiendo, durmiendo y respirando así que, ¿no sería más fácil poner la inteligencia humana colectiva y la tecnología al servicio de nosotros mismos y el planeta globalmente?