El año sabático de Puigdemont

Carles Enric
10 min

Cuando leímos las primeras biografías del president Carles Puigdemont, en enero del 2016, algunos sospechamos de su currículum. Recuerden que descubrimos en aquellas fechas la falsedad de su licenciatura en Filología o incluso en Comunicación. Puigdemont era simplemente bachiller, algo por cierto muy digno. A pesar de alguna pregunta parlamentaria, el tema se difuminó.

Si alguien era capaz de mentir sobre sus estudios, ¿qué podía hacer con datos más difícilmente contrastables? Por ejemplo, su experiencia profesional. A mí de todos los datos de aquellas primeras biografías, incluida la onírica de Saül Gordillo --que fue su socio empresarial, su amigo y ahora está bien colocado como director de Catalunya Ràdio-- técnicamente relativa a la primera dama, me sorprendió el año sabático de 1993. Me costaba entender cómo una persona poco mayor que yo podía permitirse un año sabático prácticamente al inicio de su carrera profesional.

Me costaba entender cómo una persona poco mayor que yo podía permitirse un año sabático prácticamente al inicio de su carrera profesional

He buceado durante seis meses en las hemerotecas para lograr entender ese dato. La carrera de Puigdemont en El Punt no está alejada de su biografía oficial. A finales de los 80 aparece como redactor. Desde 1988 ejerce como jefe de área. Y en los años 1991 y 1992 se convierte en uno de los dos o tres redactores jefe, según de qué periodo se trate. Por cierto, el presidente catalán es el único de aquellos no ascendido a subdirector o director del diario años después.

Al grano. Retengan un dato: el día 18 de diciembre de 1992, su nombre deja de figurar en los créditos del diario. ¿Empieza su año sabático?

A tenor de algunos datos acumulados, ni se trataría de un año, ni fue del todo sabático. En un pie de página del 12 de septiembre del 1993 en la revista Presència, del mismo grupo editorial, dan la pista: "Las tres series de reportajes han sido elaboradas por el periodista Carles Puigdemont, autor de los textos y de la mayoría de las fotografías. Nació en Amer (La Selva) el 29 de diciembre de 1962, y se ha formado en el diario El Punt, medio en el que ha desarrollado diversas funciones hasta ser nombrado redactor jefe el año 1990. Desde principio de enero hasta principio de agosto ha recorrido los países y ciudades que figuran en estas tres series, haciendo coincidir el planning con algunos acontecimientos puntuales de cada país para elaborar, también, otros reportajes. El ámbito de las tres series abarca solo países miembros de la Comunidad Europea, el embrión más avanzado de lo que un día puede convertirse en una unión de estados europeos".

En ese periodo, entre febrero y agosto de 1993, el ahora jefe del Ejecutivo catalán escribe en El Punt siete reportajes sobre temas europeos de actualidad. En principio, desde Londres, París, Copenhague, Ámsterdam, Bruselas, Milán y, por último, de nuevo París. Simultáneamente publica una serie de unos 30 reportajes en Presència, entre abril de 1993 y febrero de 1994. El año debió ser corto porque en septiembre del 1993 vuelven a aparecer sus crónicas en El Punt. Ya no como redactor jefe sino como colaborador desde la Costa Brava. Temas locales de Lloret de Mar, Tossa de Mar o Blanes.

En un periodo breve, en 1994, aparece citado de nuevo como uno de los redactores jefes. En unos meses su nombre desaparece de nuevo de la mancheta del rotativo. Entonces Puigdemont consigue una columna de opinión en faldón inferior derecho hasta finales de los años 90, denominada El Vesper. Allí dispara semanalmente contra todo aquello, a su parecer, políticamente incorrecto. PP y PSOE, principalmente.

El año sabático es un encargo periodístico de unos meses por seis países de Europa: Reino Unido, Alemania, Francia, Bélgica, Países Bajos y Dinamarca.

Los meses finales de 1992 eran una época convulsa en Cataluña. Tras los Juegos Olímpicos de Barcelona llegó la crisis económica. En la Gerona de Puigdemont, además, seguía retumbando la operación Garzón contra el independentismo violento, entre junio y diciembre del 1992. Fue una ola de detenciones para desarticular Terra Lliure. Entre otros fue detenido Eduard López, un periodista de El Punt posteriormente absuelto. Según fuentes citadas en aquella época, un infiltrado, Josep Maria Aloi, había desencadenado los acontecimientos. Fue el principio del fin de la organización terrorista.

Quizá algunos estuvieron, casualmente, lejos, muy lejos, demasiado lejos, de ese periodo complicado de la capital gerundense

La tensión era máxima en los cenáculos de la ciudad. Las desconfianzas aumentaban. Las dudas sobre quién era el delator fueron muy grandes hasta la aparición del personaje Aloi, meses más tarde. Había dudas, comentarios, incertidumbres. Alejarse del ruido suponía aumentar determinado volumen. ¿Quién se aleja? ¿por qué se aleja?, seguían interrogándose en el entorno de aquellos acontecimientos. En 1995, el juicio finiquitó de forma definitiva el tema. Las presiones del Grupo Catalán en el Congreso sobre un Gobierno necesitado adobaron como un bálsamo la situación. El fiscal solicito al tribunal (cita literal) "aplicar el artículo del Código Penal que permite condenar en grado mínimo y que, posteriormente, la propia Sala solicite para ellos el indulto". Todo volvió a la tranquilidad. El independentismo viró, definitivamente, hacia la no violencia.

Quien pudo estar estuvo. Quien no tuvo elección fue detenido. Quien pudo alejarse se alejó. Nadie marca los tiempos de los años sabáticos. Ni las casualidades. Aunque año sabático, como dice su nombre, es un periodo de descanso. Vincularlo a un trabajo, como queda de manifiesto en las hemerotecas, simplemente podría parecer una excusa para no explicar las razones de fondo. Extraña, por eso, un uso tan poco didáctico en un currículum plagado ya de otros datos manifiestamente inciertos. Eso sí, algunos tienen magia para escribir y crear personajes. Si dotar al pasado de dos licenciaturas aumenta el prestigio social, añadir un año sabático de juventud ya es la cereza en una construcción personal idílica. ¿Quién resiste un personaje así? ¿Quién ha modulado ese personaje?

Suponemos que el socio Saül Gordillo sentado en su cargo público no tiene tiempo para leer hemerotecas. Aunque curiosamente sí lo tuvo para alfombrar al personaje Puigdemont con datos cuanto menos incontrastables desde su columna en El Periódico. Olvidó, sin embargo, que los medios escriben la historia día a día. Y esas historia se conservan. Uno no puede vivir del pasado, pero sí debe conocerlo.

Quizá algunos estuvieron, casualmente, lejos, muy lejos, demasiado lejos, de ese periodo complicado de la capital gerundense. Lícito sin ninguna duda, pero extraño, en alguien que hace unos días se envalentonó delante del moribundo Francesc Homs. El honor, como es bien sabido, no se construye sólo de mitos. Se crea con actos, acciones, experiencia y sabiduría. Los currículums simplemente son historia vivida, historia real. A lo ya sabido, nuevos datos. Ya escribimos que Puigdemont ni es filólogo, ni es licenciado en Comunicación o Ciencias de la Información. Ahora, es obvio, podemos afirmar que tampoco tuvo un año sabático como él señala. ¿Alguna pregunta más?

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¿Quién es... Carles Enric López?
Carles Enric

Soy un tipo corriente. Estudié una carrera en Barcelona e hice un Erasmus en Londres. Me casé, tuve hijos, me divorcié, me divertí, me junté, me separé… y siempre pensé que escribir era apasionante, sobre todo de lo cercano. Mi experiencia en el mundo editorial me permitió entender que vivía en un país que confunde profesionalidad con no tener ideas propias. Eso me preocupó y con los años sólo procuro ser coherente. No me caso con nadie, y eso no gusta. Si busca pleitesía al poder no lea mis artículos.