La política catalana ha entrado en lo que técnicamente se puede llamar un bucle pero esta vez no melancólico sino potencialmente incendiario porque vamos de mal en peor. Carles Puigdemont está en plan pirómano y ha elegido como mano ejecutora a Quim Torra, que es la versión catalana de coreano Kim Jong-un que sería Kim-demont, ya que ha sido elegido por Carles, el berlinés.

Este martes, al día siguiente de haber sido elegido embajador de la República catalana de Puigdemont en el exilio itinerante, antes en Waterloo, ahora en Berlín, ha cumplido con el protocolo establecido y le ha dado las llaves virtuales de la Generalitat a su legítimo dueño. Kim-demont es un buen vasallo de su señor.

En este espectáculo teatral y casi de festival internacional de cine de la Berlinale que tiene al hijo de Amer en plan director, actor y guionista único, no entiendo el papelón pasivo de la banda del cautivo Oriol Junqueras, que dice amén a todas las ocurrencias del indepe errante.

Entiendo que ese papel de palanganero sea hecho por el dúo de Elsa Artadi y Eduard Pujol, pero esa sumisión de ERC y la CUP es lo más heavy que se ha producido nunca he Cataluña: que partidos de izquierda acepten la decisión de haber elegido a Kim-demont el provisional Molt Honorable embajador de Carles Puigdemont en la Generalitat de Cataluña.

No entiendo cómo se han tragado el sapo de lo que encarna este señor. Es un discurso muy viejo que hace cien años defendían los jóvenes de Estat Català que decían que los catalanes de ocho apellidos proceden de los arios. Los castellanos son de raza semítica; y los andaluces, moros-bereberes. No juego con la ironía, es literal.

Hace muchos años leí los estatutos originales, redactados por Sabino Arana, en los que, con el objetivo de preservar la pureza vasca, para ser militante del PNV había que tener los cuatro apellidos vascos, si no, sólo podías ser simpatizante pero no militante. Cuando lo leí me escandalicé, y eso está reformado, pero la raíz racista está en el sustrato mental del nacionalismo vasco que es el de Kim-demont.

Por eso me cuesta entender que ERC y la CUP hayan mordido el anzuelo, porque les va a hacer desangrar, como se desangran los restos del naufragio de la antigua Convergència. Si los constitucionalistas no sabe aprovechar esta caza y captura, no merecen pilotar la nave de España.