Una advertencia previa: los diez mandamientos de la política no van gustar a ningún militante, pero sí a una inmensa minoría de electores.

I. Todos tienen razón (constitucionalistas y separatistas), pero unos tienen más razón, los primeros, que los otros…

II. Este artículo no gustará ni al arco iris: ni azules y rojos, ni naranjas y morados, ni limones o lazos amarillos, ni negros, pardos o rojinegros. Sólo gustará a los decepcionados de la política que de jóvenes teníamos unos ideales que se han ajado con los años. También me entenderán los no militantes.

III. El único efecto positivo del franquismo no fue político sino social: creó una amplia clase media que ha vacunado a España de la Guerra Civil porque todos tenemos, muchos o pocos, bienes que perder…

IV. Duran Lleida tiene razón: Carles Puigdemont se equivoca con su política de cuanto peor, mejor, pero no se equivoca cuando reta a España aunque sea una mosca cojonera frente a un miura…

V. Pedro Sánchez cada vez se parece más a ZP desde que no tiene el freno de Josep Borrell, la primera espada contra las huestes enemigas. Es imposible contentar a Dios y al diablo. Para los constitucionalistas Dios es el rey, y los indepes tienen dos dioses menores: el Hijo de Amer y el despreocupado…

VI. No me fío del hijo putativo de Aznar, la sonrisa Profident de Pablo Casado. Nunca había pensado que echaría en falta a Rajoy y a su vicepresidenta, recién fichada por el bufete Cuatrecases; como tampoco la pareja de moda de los 80: Felipe González y Alfonso Guerra…

VII. Tampoco me fío del bloque de la plaza Colón (Casado, Rivera y Vox), porque es lo que sueña el Hijo de Amer, con esa filosofía suicida de cuanto peor, mejor. Estoy en los antípodas del fugado.

VIII. No me importa, al contrario, que haya políticos presos (no son presos políticos), el orden de los factores sí afecta al resultado de las últimas elecciones catalanas pero, a su vez, la prisión crea un natural sentimiento de simpatía que les ha permitido tener mayoría absoluta, que no social, en el Parlament. Por eso no me gusta que están encerrados: les beneficia electoralmente

IX. Me gustó el discurso de Vox en el Parlamento Europeo cuando el abogado Ortega Smith explicó que sin las batallas de Lepanto y las Navas de Tolosa todas las europeas llevarían el burka en la cabeza. Aquí exageró, porque todas llevarían velo…

X. No me gustan los partidos de aluvión como Ciudadanos o populistas (Podemos). No me gustan Albert Rivera (puestos a elegir prefiero a Arrimadas), ni Pablo Iglesias (no puedo decir lo mismo de Lozano)…

Estos diez mandamientos se resumen en dos: España se ha puesto en un callejón sin salida en el que sólo habitan lobos hambrientos, y la unidad política de la nación no peligra.

PD: Ven por qué he empezado diciendo que este artículo no gustará a ningún militante, pero sí a una inmensa minoría de no políticos…