El presidente de la Generalitat, Quim Torra, ha empezado a aclarar el futuro. Que no hay futuro autonómico. Difícil futuro tal como lo plantea el president. "Sobre las sentencias de los presos construiremos nuestra acción". Quiere decir que no aceptará una sentencia condenatoria y, si la hubiere, sería la "causa justa que legitima la aplicación del derecho de autodeterminación del pueblo catalán". Aclaremos el tema. Autodeterminación. O sea, independencia. Ahí queríamos llegar. Tanto jaleo para esto. Le salió mal el 1-O al apoyar a los grupos CDR y ha querido el 2-O coger de nuevo la llave del futuro. Fracaso. Se acabó su tiempo señor Torra. Ya no le respetan ni los suyos. Mucho menos los independentistas violentos y otras cosas. Su desafío a las leyes lo mandan al cuarto de los trastos viejos.

Tenemos en Madrid un Gobierno débil. Pero dialogante. No lo han sabido ver, o no han querido verlo. Para aprovechar su dependencia y conseguir lo imposible. El 1-O ha sido un fracaso político. Sólo triunfaron los violentos. Se le pueden aplicar varios calificativos. Que cada cual le aplique el que quiera. Pero la historia nos dice que los grupos violentos siempre llevan a los pueblos al mismo desastre. Sin vuelta. Y usted señor Torra, ante su fracaso, se ha echado en brazos de los violentos y de los radicales para seguir en su silla. “No estamos aquí para gestionar una autonomía”, manifestó. Pues explique usted para qué está. Para irse a su casa o algún lugar con sombra perenne. Delega sus funciones de president de la Generalitat para irse de caudillo de los violentos. Buen viaje, señor Torra. Hasta nunca.

Ya le mandaron la respuesta. “No habrá independencia”, le ha dicho la portavoz del Gobierno, Isabel Celaá. Y no le marque los plazos a Madrid. Es usted el que tiene los plazos marcados. O se los marcarán. El mundo al revés. El margen es a usted a quien se le ha terminado. Analícelo. Con imposiciones no se consigue un referéndum de autodeterminación. Sólo con diálogo. Y usted ha roto el diálogo para ponerse en cabeza de los CDR, de la violencia. Suyo es el fracaso. “Autogobierno y no independencia. Convivencia y no independencia”, le ha respondido la portavoz. ¿Qué esperaba señor Torra? Se ha pasado de frenada y el choque con el muro de la ley y el Estado ha dejado su motor parado. Sin posibilidad de arrancar de nuevo. Rompió el diálogo. Y el cumplimiento de la ley. “Y esto no es negociable”, ha dicho José Enrique Serrano, el mejor fontanero de Moncloa ahora en paro. Y al Gobierno de Sánchez sólo le queda la salida de elecciones generales. ¿Y luego? Luego vendrá lo de siempre. Porque Cataluña tiene muy mala salida negociada. Vendrá lo de siempre para Cataluña, aunque cause dolor, incluso en el resto de la península. Mala solución, señor Torra.

Algo se temía Sánchez cuando aseguró en la entrevista con la agencia Reuters que su intención era permanecer en la Moncloa hasta el 2020, pero “si los independentistas optan por la confrontación, la legislatura estará acabada y se convocarán elecciones generales”. Ya se lo temía. O lo intuía. Tras su confrontación tiene Sánchez cualquier martes de este mes para convocar elecciones. Y año nuevo, parlamento nuevo. Lo que los ciudadanos españoles quieran. Todos, incluidos los ciudadanos catalanes. Ahí nos lleva, señor Torra. “Tras el susto del 1-O”, ha manifestado el señor Iceta que usted, señor Torra, ha pronunciado en el Parlament “un discurso para consolar a los manifestantes disueltos”. Se ha olvidado de los catalanes, de todos. Sólo tiene en cuenta al pequeño grupo de violentos. Ellos le condicionan. Queda claro que no sirve para gobernar Cataluña. Sólo engaña, señor Torra.

El primer aniversario del 1-O ha sido un fracaso, señor Torra. Y usted ha quedado retratado. Es un president sin cabeza. Ha pasado un año y usted no se ha enterado. Sigue anclado en el 1-O. Pero viejo. Fuera de tiempo. Todavía no se ha enterado que una consulta ilegal no lleva a Cataluña a la independencia. Su sitio no es el Parlament, ni el Palau. Su sitio es un grupo de los CDR. Y pedir la independencia con mucho ruido. Con violencia. Es mejor pedir que trabajar para conseguirlo. Y más fácil. “Seguir apretando”. Seguir, vamos a ver hacia dónde. Porque apretaban hacia usted, señor Torra. Desobediencia o dimisión, le pedían a usted los de la CUP, que no cambian su discurso ni con bocadillos.

Los independentistas sensatos y racionales han desaparecido. Sólo quedan los CDR y el president, que parece que los dirige. Quieren tomar las instituciones a la fuerza, para hacer la república. Igual que el nacional-socialismo hizo hace casi un siglo, pero parece que fue ayer. Lo recuerdan. Torra defiende a los CDR y no a los Mossos. ¡Qué cosas hay que ver! Como exigirle al presidente Sánchez que se salte la Constitución. Y convoque el referéndum de independencia. Cosas veredes, amigo Sancho. Cosas verás, amigo Sánchez. Cosas increíbles. Aunque tarde usted 24 horas en ponerse la gafas. No hay futuro señor Torra. Aunque Sánchez le siga dando zanahorias.