Cuando parecía que ERC había conseguido que la ley audiovisual reservara una cuota para que las grandes plataformas emitieran en catalán y en las otras lenguas cooficiales, todo saltó por los aires el martes al conocerse que ese porcentaje (6%) implicaba únicamente a las empresas radicadas en España y dejaba fuera a las multinacionales Netflix, HBO, Amazon Prime Video y Disney. El gozo en un pozo.

Aunque el tema es muy complejo, solo hay una explicación para el fiasco: o el Gobierno ha engañado a ERC o el portavoz republicano en Madrid, Gabriel Rufián, no se ha enterado de lo que pactaba. Esta segunda posibilidad es más verosímil porque el propio Rufián ha reconocido que conocía el texto que aprobó el martes el Consejo de Ministros y el Gobierno asegura que el anteproyecto de ley fue pasado a ERC tal como se ha aprobado y que había acuerdo en firme sobre la redacción del texto que solo obligaba a las empresas españolas.

Esta hipótesis se apoya también en que el martes por la mañana Rufián habló en una rueda de prensa de mejorar la ley mediante la presentación de enmiendas, entre otros puntos para que empresas como Netflix estuvieran incluidas en la cuota de producción en lenguas cooficiales. No fue hasta la noche del mismo martes cuando, en otra rueda de prensa, el portavoz de ERC en Madrid expresó su enfado mayúsculo por la exclusión de las plataformas multinacionales de la cuota y amenazó con no aprobar ni la ley audiovisual ni los Presupuestos en el Senado, aunque alcanzar un veto a las cuentas en la Cámara alta es un empeño muy difícil. De hecho, anoche ERC anunció que no vetará los Presupuestos.

“Para ERC, el tema de la lengua es sagrado. Tocarle las narices a ERC con esto es un mal negocio”, dijo Rufián el martes, y añadió: “Cuando digo que todos los escenarios están abiertos, me refiero a todos, también al Senado en cuanto a los Presupuestos se refiere. O esta ley protege al catalán, gallego y euskera en todas las plataformas en este país, nos da lo mismo donde estén, o ERC no la apoyará”. “No hay multinacional que le tenga que susurrar las leyes a un Gobierno, sobre todo si es un Gobierno progresista”, remachó.

Pero el problema no son las multinacionales, sino que la directiva europea de servicios de comunicación audiovisual prohíbe taxativamente que las cuotas afecten a plataformas de fuera de un país miembro, según asegura el Gobierno. ERC interpreta otra cosa, pero parece que confunde la contribución a la financiación de la producción de obras europeas con las cuotas lingüísticas, que quedan excluidas para las grandes multinacionales y solo afectan (el 6% para idiomas cooficiales) a las empresas españolas como Movistar+, Atresplayer Premium, Mitele Plus, Filmin y otras. RTVE tendrá que reservar para las lenguas cooficiales un porcentaje superior, del 15%.

Ante el revuelo causado, el Gobierno y ERC se apresuraron a renegociar la ley audiovisual, con reuniones de tipo técnico y político a lo largo del miércoles, sin llegar a un acuerdo. Las negociaciones prosiguen, pero se antoja difícil el pacto si, como parece claro, la directiva europea impide lo que para ERC es innegociable, es decir, la cuota del 6% para idiomas cooficiales en todas las plataformas.

Es incomprensible en cualquier caso que una cuestión tan importante no estuviera clara desde el principio de las negociaciones porque todo el esfuerzo realizado no valía la pena si no se conseguía que Netflix, HBO y las otras multinacionales estuvieran incluidas en el pacto.

Si no se resuelve, la crisis entre ERC y el Gobierno por la ley audiovisual puede afectar a todas las leyes y decretos que el Gobierno va a enviar al Congreso en lo que resta de legislatura y que necesitan el voto de los republicanos. Es decir, aunque el Gobierno lograra salvar los Presupuestos en el Senado y en una eventual vuelta al Congreso, el resto de la legislatura peligraría si no hay acuerdo ahora con ERC. Ambas partes están interesadas en que no se produzca una ruptura, que podría afectar también a la mesa de diálogo, pero tendrán que encontrar una solución para que ERC salve la cara después de haber vendido como una gran victoria la protección del catalán en las plataformas audiovisuales.