España y Portugal, tan cerca y tan lejos. Lisboa, de hecho, ha sido una colonia de Londres. En la antigüedad éramos como un solo país, el pasado es muy antiguo. Pero en la edad moderna nos distanciamos. Y hoy nos parecemos: los socialistas que están en el gobierno luso no se entienden con los comunistas.

Hace un siglo, el socialista Fernando de los Ríos viajo a Moscú invitado por Lenin para que el PSOE se aliara a la III Internacional. Pero De los Ríos, que no tenía un pelo de tonto, hizo un informe negativo y se creo el PCE, que tuvo mucha fuerza en la guerra incivil, como todos conocemos…

Desgraciadamente, España no es como Alemania, donde la socialdemocracia puede pactar con la democracia cristiana de Angela Merkel. Es una deuda de la guerra de nuestros abuelos.

Algo parecido pasa en España: los socialistas y la extrema izquierda de Unidas Podemos no se pueden ver. El PSOE de Pedro Sánchez hubiera preferido pactar con Albert Rivera de Ciudadanos, pero el guapo de Rivera mató a su partido. La ambición desmedida de Albert el Breve ha matado además políticamente a Inés Arrimadas.

La tensión actual de la coalición antinatural en el Gobierno actual no se romperá, aunque es el sueño húmedo que quieren los indepes. Este lunes El Mundo decía que en unas nuevas elecciones generales, la suma de PP y el Vox de Santiago Abascal daría la mayoría absoluta. Y eso es lo que pretende el fugado Carles Puigdemont para encender los alicaídos ánimos de los independentistas.

El problema está en Pedro Sánchez, que está encantado de haberse conocido. Me recuerda a José Luis Rodríguez Zapatero, han hecho bueno a Felipe González.