Hoy hace un año del nuevo 23F que ratificó a Juan Carlos I como legítimo Rey de España, es el 3-O del rey Felipe VI. Los indepes le acusan de no ser árbitro sino de tomar partido por uno de los bandos en liza. Esta acusación es falaz como su discurso.

Dicen, y lamentan, que la reina Isabel II fue neutral en el referéndum de Escocia. Normal, porque aunque la reina no quería la ruptura del Reino Unido, los independentistas escoceses no reclaman la República escocesa, como los indepes catalanes.

Artur Mas, cuando en septiembre de 2012 cayó del caballo blanco y abrazó la fe independentista, tuvo la inteligencia política de no defender la república sino una monarquía como la australiana (el antiguo imperio británico hoy es la Commonwealth) para conseguir que la Corona fuera neutral. Vano intento.

Los indepes catalanes no es que sean racistas (como les dijo Pedro Sánchez antes de acceder a la Moncloa) o supremacistas (como les dicen los donceles Pablo Casado y Albert Rivera, que mantienen el mismo discurso porque se disputan el mismo electorado de centro derecha). Quim Torra más que el president, que nadie habría votado, es un activista puro. Hay un sector así, el de Torra lo es, pero no la mayoría de los casi dos millones de votantes indepes. Pero sí que tienen un pecado capital: la soberbia de creerse superiores a los castellanos. Son tercos, como los catalanes no indepes...

Son una inmensa minoría que tiene mayoría de escaños en el Parlament, que no de votos, por culpa de la política de avestruz el anterior Gobierno de Rajoy que no pudo hacer otra cosa que lo que hizo...

Como tampoco puede hacerlo Pedro Sánchez que ha sustituido el "talante" de Zapatero por la palabra "empatía". La política es la república de las palabras, los adjetivos, no de los hechos.

He empezado diciendo que el 3-O fue la legitimación del nuevo Rey, a efectos de la opinión pública. Felipe VI leyó el discurso de la presidencia de Gobierno. Es el protocolo de esta república disfrazada de monarquía parlamentaria, por eso los socialistas defienden el orden constitucional de España y su Rey.

Si el 3-O el PSOE hubiera estado en la Moncloa, las palabras del Rey habrían tenido más "empatía" con los indepes, porque ese 1-O miles de catalanes cambiaron de acera. Es fácil decirlo detrás de la barrera con la perspectiva que da el gran angular del año pasado...

Igual que el enemigo electoral real del PP catalán, y español, no está en la acera contraria (Ciutadans/Ciudadanos), los enemigos de los indepes están en su acera porque el puñal que te clava por detrás es tan letal como en el corazón, de frente. Detrás no ves la sombra de tu asesino. El que te clava la daga en los riñones de abajo a arriba. Muerte segura.