Entiendo perfectamente los discursos de Pablo Casado y Albert Rivera poniendo de chupa de dominé al fotogénico Pedro Sánchez. Los entiendo, aunque no comparto su opinión…

Entiendo el papel en esta obra de teatro en lo que se ha convertido la política nacional. El presidente de gobierno no es ningún "traidor a España", como denuncian los adonis líderes del PP luchando encarnizadamente por el mismo electorado --como Podemos con el PSOE--, sino que el papel en ese nudo de la obra de Sánchez es hacer de Santa Teresa de Calcuta, para demostrar que su talante es más abierto que el de Rajoy

Creo que a Sánchez le saldrá bien esta operación de aguantar hasta el 2020 viendo como sus contrincantes se desollan vivos, así como creo que al partido de Casado le ira mal --pese a su sonrisa Profiden-- por culpa de la corrupción de su partido que necesita expiar sus culpas en una temporada en el banquillo de la oposición. Tampoco me fío del partido de Rivera que aún no tiene casos de corrupción, porque no ha estado en el pesebre del poder…

Si pudiera no votaría en las Generales de 2020, pero tengo la obligación de ir a votar tanto contra los hunos como a los de Atila. Votaré con una pinza en la nariz, sin ninguna ilusión. A favor de Cataluña, contra el procés. Siendo consciente que esta pesadilla me perseguirá hasta la tumba…

Mientras, en la otra acera, están pletóricos: ERC y la CUP quieren llevar la Corona al Parlament porque consideran que la trama urdida de la huida de miles de empresas de Cataluña no ha sido el gobierno de Rajoy, porque ya no está, sino del marido de Letizia. El nieto político de Franco.

La política catalana recuerda al mito de la caverna, escrito por Platón hace 2.500 años. El viejo mito es una alegoría que se asemeja a la política indepe. A saber: unos niños están apresados en una caverna, con unas argollas que no les permiten mirar atrás. Lo único que ven son sombras de la realidad.

Un niño consigue liberarse de la argolla. Sale de la caverna y descubre que la realidad nada tiene que ver con la vida en sombras que veía en la pared de la cueva.

En lugar de disfrutar de la realidad vuelve a la caverna para explicar a sus hermanos que viven en una mentira. Que la realidad nada tiene que ver con las sombras, y sus hermanos creen que se ha vuelto loco…

Este esto es lo que les sucede a los telespectadores de TV3 y los oyentes de Catalunya Ràdio o RAC1. El domingo, sin ir más lejos, dos terceras partes de sus fieles (7% de audiencia) desertaron de la entrevista que el director Sanchis hizo a Arrimadas…

Los creyentes de esta secta televisiva les da nauseas la gaditana como le gusta recordar a Nuria De Gispert. Se han habituado a la caverna y estoy loco…