Pensamiento

Mequetrefes

16 octubre, 2013 08:56

IV Principio de Nuremberg: "El hecho de que una persona actúe bajo las órdenes de su Gobierno o de un superior no le exime de la responsabilidad bajo las leyes internacionales, siempre que se demuestre que tenía posibilidad de actuar de otra forma".
(Resolución de las Naciones Unidas, 1946)

Ellos son los que están haciendo posible el desmantelamiento de la sanidad catalana. Ellos son los que bajo una supuesta racionalización, invocando la deseable sostenibilidad del sistema, asegurando perseguir la eficacia y la eficiencia del mismo, apelando a la responsabilidad de los profesionales del sector, y con un sinfín de falacias y engaños similares, han conseguido imponer políticas neocapitalistas, favorecedoras de oscuros intereses privados, a costa de producir un perjuicio aún no cuantificado ni cuantificable a todos los ciudadanos. Y ese perjuicio no es exclusivamente coyuntural sino, y lo que es mucho más grave, se proyecta en el futuro puesto que la situación que ellos han promovido y permitido, será difícil de corregir en los próximos decenios.

Ellos son los que pueblan las direcciones de los centros sanitarios de Cataluña, los que coordinan esas políticas de supuesta racionalización, los que instruyen a los profesionales y a los mandos sanitarios intermedios; los que informan en los medios de comunicación; los que pontifican en los foros empresariales... en definitiva, los que actúan como verdaderos comisarios políticos del régimen del recorte y de la privatización encubierta. Ellos, que han llegado a esos cargos, excelentemente retribuidos dada su desconocida competencia y su dudosa cualificación, sin tener que concurrir a proceso de selección alguno, ni publico ni privado, y que han sido escogidos para ocuparlos por el conocido método de la designación digital.

Sin esa red clientelar, extendida y tejida durante años, hubiera resultado imposible generalizar el daño con tal rapidez y efectividad. Los mayores recortes presupuestarios en sanidad de todo el Estado español y de toda la Unión Europea y, lo que es un mérito incuestionable, sin prácticamente oposición por parte de las asociaciones científicas, de los colegios profesionales, de los sindicatos mayoritarios, de los medios de comunicación. Todo ello, eso sí, subvención mediante cuando no mayores corruptelas. Ellos son los verdaderos artífices del desastre, aunque prefieren considerarse a sí mismos como "profesionales de la gestión" y, cuando se les exige, pública o privadamente, su grado de responsabilidad en todo esto, se esconden inmediatamente bajo un supuesto deber de obediencia profesional a las consignas recibidas desde el alto mando.

La situación en las salas de hospitalización es alarmante ya que no es posible garantizar una atención adecuada a los pacientes en esas condiciones

Tremendamente sumisos y obedientes a los que mandan -que no gobiernan- aplican sin rechistar, sin ningún planteamiento crítico y sin ninguna duda moral, las órdenes recibidas que, si llega al caso, transmiten a quien corresponda con idéntica soberbia y prepotencia con las que a ellos les han sido comunicadas. Su papel es participar en la cadena de mando y ejecutar los recortes que afectan a millones de ciudadanos y a millares de trabajadores del sector. Si llega al caso, algunos manifiestan en privado no estar de acuerdo, pero... "es lo que me mandan". Otros, con más desfachatez, aseguran que no dimiten porque están convencidos de que su actuación contribuye a solucionar el problema e incluso llegan a decir que, si llegara el caso de que se demostrara que ellos forman parte del problema, dimitirían de inmediato. Claro está que esa valoración se la reservan para sí mismos y, en ese juicio personal, suelen ser siempre más indulgentes de lo que son respecto al resto de ciudadanos, ya sean usuarios o trabajadores.

En uno de los grandes hospitales de Barcelona -aunque pudiera ser en cualquier lugar- y como siempre "siguiendo órdenes", la dirección -ese ente colectivo en el que se agrupan para ocultarse y defenderse- ha decidido no contratar más coberturas de personal durante todo lo que queda de año con la finalidad de no desviarse del presupuesto, con lo cual y desde hace meses, el número de profesionales que atiende directamente a los pacientes ingresados se ha visto reducido y las cargas de trabajo se han incrementado. La situación en las salas de hospitalización es alarmante ya que, según los profesionales sanitarios, no es posible garantizar una atención adecuada a los pacientes en esas condiciones. Los representantes de los trabajadores requirieron información al respecto y ante la respuesta de que "no hay presupuesto", decidieron presentar formalmente un escrito a la dirección del centro exigiendo una solución inmediata que garantice la calidad asistencial y la indemnidad de los profesionales ante las graves responsabilidades que esa situación puede conllevar.

Cuando la representación social, de forma pacífica y sin más armas que la carta en cuestión, entró en las dependencias de la gerencia, comprobó que había sido requerida la presencia de dos miembros de seguridad que, con cierta vergüenza, excusaron su presencia ante los trabajadores manifestando que habían sido llamados por la dirección. A petición de los representantes de los trabajadores, el gerente en funciones del centro salió al vestíbulo a recoger la carta y manifestó ser conocedor del problema; en un alarde de contundencia y es de suponer que para dejar claro su compromiso en defensa de la calidad asistencial, aseguró que la dirección del centro había tomado la decisión de que con el presupuesto que se les hiciera llegar, mantendrían la calidad asistencial que fuera posible. Sorprendente: una auténtica machada. Resulta más que evidente que si ese señor quería transmitir cierta contundencia –aunque fuera fingida- lo que cabe esperar es que manifieste que si con el presupuesto que llega no se puede garantizar una suficiente calidad asistencial, presentará su dimisión de forma irrevocable. Pero "dimitir", ¿cómo va a dimitir? Eso jamás; se convertiría en reo de alta traición y sería apartado para siempre del paraíso de los cargos digitales, para cuyo desempeño es imprescindible fidelidad y vasallaje incondicionales.

Mientras en el vestíbulo del edificio de gerencia tenía lugar tal peculiar arenga, en el despacho contiguo estaba reunido todo el equipo directivo, integrado en su totalidad por personas designadas y escogidas por iguales méritos y procedimientos. A través de la puerta entreabierta de ese despacho llegaban las alegres risas, el jolgorio y los comentarios jocosos que, como si estuvieran en el tiempo de recreo, entretenían la espera del resto del equipo directivo mientras el gerente en funciones no tenía más remedio que despachar con los descamisados ingenuamente preocupados por la calidad asistencial y la indemnidad de sus compañeros de trabajo.

Estos son los mequetrefes que, como un micelio hábilmente cultivado y conservado, parasitan la sanidad catalana; en manos de estos incompetentes e irresponsables está uno de los pilares del Estado del bienestar. Hay dignas excepciones; pero son eso: excepcionales y, como no podría ser de otra manera en cualquier régimen que se precie, son convenientemente aisladas y anatemizadas como herejía por no rendir el culto debido a los fervorosos miembros de la cofradía del "Ave María" (*).

---

(*) El pabellón denominado "Ave María" es donde se encuentra la Consejería de Salud de la Generalidad de Cataluña.