Pensamiento

Mas se la juega el 25 de mayo

31 marzo, 2014 08:26

Ni las élites catalanas, ni muchos militantes de CDC, han creído nunca en la independencia de Cataluña. No la han creído posible ni conveniente. Han acatado en silencio la estrategia de Mas porque en un principio se les vendió como una forma de blindarse frente al desgaste de los recortes y como una manera de estar en una mejor posición para acabar negociando con el Estado un pacto fiscal. El descalabro electoral de CiU en las autonómicas significó un duro golpe para este planteamiento. A partir de ese momento Mas ha ido a remolque de los acontecimientos y, en los últimos meses, a la luz de las encuestas que señalan un posible sorpasso de ERC, ha cambiado su discurso. Su planteamiento, ahora, es que él es la única garantía para evitar un triunfo de ERC y que, por consiguiente no puede aflojar bajo ningún concepto y los catalanistas moderados deben continuar apoyándole como mal menor. En poco más de un año Mas ha pasado de ser el Mesías que nos llevaría a la Tierra prometida a presentarse como el dique de contención del caos. Recordando a Luis XV, Mas predica a los empresarios y a los convergentes con seny que, sin él, el diluvio.

Vamos a ver movimientos serios en el seno de CDC para reconducir la situación y cambiar de aliados para aguantar hasta 2016. En este escenario Mas es más una rémora que un activo

Pero este discurso sólo puede mantenerlo si en las próximas elecciones europeas CiU consigue ganar a ERC con cierta holgura. Si se produjese la situación contraria, nada descartable a día de hoy, su posición se volvería insostenible. Hay que redordar que en estas elecciones la CUP no se presenta y, por tanto, es de esperar que ERC reciba buena parte del voto de los cupaires. Un proceso de ruptura con el Estado, con escenarios insurreccionales, liderado por ERC, ICV, las CUP, la ANC y la burocracia sindical, no es precisamente el sueño dorado de la burguesía catalana. Si se confirma que ERC se convierte en la primera fuerza política y, por si fuera poco, C's acaba pisándole los talones a CiU, Mas quedará muy tocado.

Alfons Quintà cita a Trias como un posible recambio, otros hablan de Gordó o Vila. Según la magnitud de la derrota se especula con la dimisión del president la misma noche electoral. Sea como sea, vamos a ver movimientos serios en el seno de CDC para reconducir la situación y cambiar de aliados para aguantar hasta 2016. En este escenario Mas es más una rémora que un activo. Un acuerdo con el Estado en materia de financiación, que junto a la recuperación económica permitan a CiU rehacerse de aquí a 2016, solo puede conseguirse, o al menos intentarse, con un cambio de líder. Además debe mandarse un mensaje de tranquilidad al independentismo de nuevo cuño, creado a partir de la propaganda realizada desde la Generalidad.

No es por tanto extraño que la guardia pretoriana de Mas haga agónicos llamamientos a salvar al lider. El mensaje al mundo independentista es que si gana ERC el proceso toca a su fin. Por tanto hay que votar CiU. Pero este doble lenguaje, muro de contención del caos a unos, y única garantía de la independencia a otros, caduca el día 25 de mayo.

Con Mas la situación sólo puede seguir deteriorándose. Con su derrota y su salida del gobierno, aunque paradójicamente sea gracias al triunfo de ERC, se aclarará el panorama político y sabremos realmente el peso del independentismo de ruptura

Desde luego Mas pasará a la historia. Pero no por llevar a Cataluña a la independencia, sino por haber destrozado a su partido, hecho sufrir a millones de catalanes no independentistas la angustia de una confrontación y la de sentirse extranjeros en su casa. También porque sus delirios han hecho despertar, y eso habrá que agradecérselo aunque evidentemente no era su intención, a una parte de la sociedad catalana que a partir de ahora no va a estar pasiva frente al uso y abuso del poder por parte del nacionalismo como lo ha estado durante los últimos treinta y cinco años. El nacionalismo va a tener que hacer frente a una oposición ideológica de crecientes sectores de la sociedad catalana que no está dispuesta a "delegar" en el Gobierno español de turno o en los partidos estatales.

Cataluña no es Crimea, ni Kosovo. Desde luego. Pero no por razones de legalidad internacional. Son muchas las diferencias históricas, socio-políticas y culturales. Pero la principal diferencia para hacer realidad la pretensión secesionista es que ni el independentismo es claramente mayoritario en Cataluña ni el ejército ruso puede, ni la OTAN quiere, cargarse Cataluña, España y la Unión Europea.

Cuando antes acabemos con la farsa, mejor para todos. Y lo primero es sustituir al responsable de haber llevado a Cataluña a una situación crítica. Con Mas la situación sólo puede seguir deteriorándose. Con su derrota y su salida del gobierno, aunque paradójicamente sea gracias al triunfo de ERC, se aclarará el panorama político y sabremos realmente el peso del independentismo de ruptura, que no le hace ascos a salir de la UE y que está dispuesto a aceptar todos los riesgos de una declaración unilateral de independencia.