Pensamiento

Más sanidad y menos "estructuras de Estado"

11 octubre, 2013 11:06

Una reforma estructural imprescindible pero que nadie aborda es la disminuir el tamaño del sector público. Menos Estado pero más fuerte es la receta. El Estado debe concentrar su actuación en el papel de garante de la igualdad de oportunidades, la libre competencia y los servicios públicos esenciales.

Se anuncian cierres de empresas y organismos pero la realidad es que apenas se hace nada en esa dirección. Lo único que realmente se aborda es el recorte de los servicios públicos esenciales, sanidad y educación. Y eso vale para el Estado y para las CCAA.

No es de extrañar. Los políticos son reacios a perder poder. Y su poder se resiente menos desmantelando la sanidad pública que acabando con las diputaciones, por poner un ejemplo. Además, según algunos analistas el desmantelamiento de la sanidad podría haber sustituido a las recalificaciones en la financiación de los partidos.

Es triste tener que afirmar que contra Franco vivíamos mejor. De espaldas al Estado, Cataluña era un referente de modernidad, tolerancia y dinamismo

En el caso de Cataluña, la actividad del Gobierno autonómico es ilustrativa. Los recortes afectan muy duramente a las escuelas, las universidades, la sanidad. Pero apenas se reducen, se mantienen o se incrementan las partidas de gasto público dirigidas a crear "estructuras de Estado", a mantener diputaciones y consejos comarcales, a subvencionar TV3, o a la red clientelar.

La última aventura empresarial anunciada es la creación de un banco público. Otra muestra de la voracidad y el ansia de control son los intentos de compensar la pérdida de poder en las cajas quebradas, ganando protagonismo en la única entidad que ha permanecido ajena a las influencias políticas y a la que se acusa de formar parte de las élites que "quieren cambiar el curso de la historia".

Una de las características de todo nacionalismo es su afición por multiplicar el intervencionismo estatal. Es la manera de controlar y someter a los ciudadanos. Todo a mayor gloria de la patria y en contra de los intereses de los ciudadanos y de la salida de la crisis. No se quiere una sociedad civil fuerte e independiente. Se fomenta una sociedad intervenida y estrechamente ligada al poder público.

Exactamente lo contrario de querer construir una sociedad abierta, dinámica y competitiva. Exactamente lo contrario de la tradición catalana de emprendeduría. Es triste tener que afirmar que contra Franco vivíamos mejor. De espaldas al Estado, Cataluña era un referente de modernidad, tolerancia y dinamismo. Nuestros jóvenes universitarios ya no sueñan, mayoritariamente, con crear empresas o ser profesionales independientes. Prefieren ser funcionarios o trabajar en una gran corporación. Mal negocio para la prosperidad futura de Cataluña. Y con un hipotético Estado propio, todavía peor.