El Covid-19 ha acelerado algunas tendencias que, previa la pandemia, ya venían con fuerza y que, soportadas en las nuevas tecnologías, inciden directamente en la manera de entender aquello esencial en la persona: el afecto, el trabajo, el sustento y el ocio.
Así, el desarrollo de nuestra afectividad, centrada tradicionalmente en unos pocos allegados, hoy no tiene límites. Son cientos o miles las personas con quienes, a través de las redes sociales, poder compartir experiencias, anhelos y frustraciones, sin la necesidad de conocerse personalmente. Basta con clicar un like y ya emerge la complicidad.
Una misma tecnología que nos permite trabajar cómodamente desde nuestro domicilio. Gracias al confinamiento hemos descubierto las posibilidades del teletrabajo. ¿Para qué desplazarse y compartir un espacio ajeno con otras personas, cuando uno puede seguir disfrutando de la comodidad del propio hogar?
En otro ámbito, quién iba a decirnos que, sin salir de casa, podríamos acceder a miles de restaurantes. Tan sencillo como unas pocas pulsaciones en una app del teléfono para, al cabo de poco, abrir la puerta a un rider que nos trae lo que nos apetece.
Y como no todo es trabajar, al mejor ocio y cultura se accede sin tan siquiera levantarse del sillón preferido. Desde las series, que han regresado con una fuerza extraordinaria, a un universo de películas o conciertos. Y si optamos por un libro en formato papel, nada como Amazon para traernos cualquiera de los millones editados en todo el mundo.
Lo que estoy escribiendo es un resumen, bastante fidedigno, de un debate entre tecnólogos y emprendedores, sin duda de notable inteligencia, que se entusiasmaban con este mundo que vamos conformando.
Escuchándolos, anonadado por el convencimiento, y buena dosis de altivez, con que se explicaban, me preguntaba qué espacio nos quedará para el socializarnos, ese atributo tan esencial y propio de los humanos.
Y recordé a Margaret Thatcher quien, en 1987, afirmaba: “No hay cosa como la sociedad. Hay hombres y mujeres”. Parece que tenía razón.