A diferencia de la mayoría de tertulianos televisivos, uno no tiene una opinión formada sobre todas las cosas que suceden. Lo de la huelga de Eulen, por ejemplo, que está amargándole las vacaciones a un número considerable de personas. Si fuese un tertuliano, optaría por cargar contra Aena o clamaría para que despidieran a la plantilla entera de Eulen, según el pie con el que me hubiese levantado el día de autos. Pero como no lo soy, por un lado, me dan pena los pobres humanos atrapados en el aeropuerto de El Prat y, por otro, también compadezco a los trabajadores de Eulen, cuyos sueldos, por lo que he leído, son asaz escasos (eso sí, que se limiten a pedir un aumento y que no digan que la huelga es para que mejore la atención al viajero, que eso no se lo traga nadie).

Si en vez de ser tertuliano eres procesista, el cristo del aeropuerto te es muy útil para insistir en tu monotema. En este caso, si El Prat dependiera del gobierno de la república catalana, todo iría como la seda. Y si además de procesista eres Jordi Turull, pues ya sabes lo que te toca: escribir a todos los consulados para informarles de que el culpable de que las cosas vayan como van en el aeropuerto de Barcelona es, como de costumbre, el malvado e ineficaz Estado español. Lo bueno de dedicarle todas tus neuronas —mejor que no sean muchas, no vaya a haber problemas— a un único asunto es que enseguida encuentras la respuesta a todas tus desgracias.

Si en vez de ser tertuliano eres 'procesista', el cristo del aeropuerto te es muy útil para insistir en tu monotema

Entre procesistas, eso sí, hay que repartirse el trabajo: los de arriba le dan la tabarra al cuerpo consular mientras los de abajo, en este caso unos cuantos desocupados de la ANC, se trasladan al aeropuerto para explicarles a los turistas que todo va de puta pena por culpa de los españoles: es exactamente lo que necesita un padre de familia con cuatro hijos que lleva dos horas haciendo cola y está a punto de descubrir que su avión ha despegado sin esperarle ni a él ni a los suyos.

Los que se tuestan al sol en las playas tampoco se van a librar del prusés, ya que una avioneta fletada por Òmnium las va a sobrevolar cada domingo de agosto para recordarles que la democracia está en juego en Cataluña por culpa de un gallego que, en esos mismos momentos, practica lo que él cree que es marcha atlética por las inmediaciones de Pontevedra. Los procesistas nunca descansan, amigos, y son insuperables a la hora de recoger todo lo que es aprovechable por el convento, ya sea una huelga, el cuerpo consular o lo que haga falta. No te dejan en paz ni en la playa porque, además de mentirosos, son de un cansino que te pudre el alma.