En mala hora se le ocurrió a Josep Rull, excombatiente por la república y miembro del célebre trío cómico Rull, Turull & Tururull, felicitar públicamente a Rafa Nadal por su esforzada victoria en el Grand Slam australiano tras cinco horas de porfía en la cancha con su adversario Medvedev. Nada más publicar su tuit de enhorabuena, el insensato Rull fue atacado, avergonzado e insultado por lo más radical del lazismo, que considera al tenista mallorquín un enemigo de la causa, un facha monárquico y una mala persona.

Aunque los principales insultos se los llevó Nadal, a Rull le cayeron también unos cuantos, por colaboracionista, botifler y ñordo honorario. Se conoce que se asustó, ya que retiró ipso facto el tuit laudatorio para el de Manacor gracias, según él, a alguien que le había hecho llegar una foto del tenista luciendo orgulloso la camiseta del sindicato policial Jusapol, algunos de cuyos miembros participaron en la tremenda represión de octubre del 17 que dejó, como todos sabemos, miles de cadáveres, heridos y tullidos en la Cataluña catalana.

A tuit muerto, tuit puesto: Rull cambió de tema y se dedicó a echar pestes de Jusapol, aunque sin poder evitar lanzar un nuevo elogio a Nadal que, afortunadamente para él, pasó inadvertido (es evidente que nuestro hombre se lo pasó pipa con el partidillo). Añadió, a modo de excusa, que llevaba un tiempo desconectado de las redes sociales y que por eso no se había enterado de lo de la camiseta de Jusapol (que sucedió hace tiempo, pero vamos a aceptar una vez más pulpo como animal de compañía). Pues nada, señor Rull, a conectarse, que ya tarda en dar su autorizada opinión sobre lo de Rigoberta Bandini y las Tanxugueiras.

Yo creo que lo de Rull no es tanto una desconexión de las redes sociales como una desconexión de la realidad, tanto en su versión real (valga la redundancia) como en su versión lazi. Sin responsabilidades de gobierno, a Rull no se le ha ocurrido nada mejor que pensar por su cuenta y decir lo que piensa del espectacular triunfo de Nadal en Australia: véase cómo de nuestro gobiernillo no ha salido ni una felicitación para el tenista, cuyo éxito se ignora porque el chaval no es de los nuestros y con la cobertura de TV3 ya va que chuta.

Alejado de la primera línea de fuego del lazismo, Rull se ha olvidado de cómo las gastan los más fanáticos de los suyos y se ha acercado a un intocable sin ser consciente de la que le podría caer encima, que ha sido, efectivamente, de abrigo. Lo máximo que se permite la hinchada lazi en estos casos es la ironía malévola, como hizo la conspicua tuitera Cris Gallifantes al decir, cuando Nadal iba perdiendo, que le daba mucha pena el desarrollo del encuentro. Hay que mantener prietas las filas, Rull, que se empieza felicitando a Nadal y se acaba diciendo que el rap de Valtònyc es infumable, que Puchi es un gallina o que a Laura Borràs se le va a caer el pelo.

La Cataluña lazi no se está portando muy bien con los héroes de la república de los ocho segundos. Los que no se van a casa, son apartados de la primera línea política, y unos y otros van cayendo rápidamente en la irrelevancia. Yo creo que hasta se los olvida a la hora de repartir las consignas y, libres de repulsas y adhesiones inquebrantables, se relajan, disfrutan de un buen partido de tenis y acaban dando vivas al ganador en Twitter porque ya no se acuerdan de que se trata de un enemigo de la patria. Y en cuanto meten la pata, los mismos que los han condenado al ostracismo les pegan la bronca por inconsistentes y desustanciados y me los tildan de traidores y botiflers.

Rull nunca habría metido la pata si estuviera en la pomada. Habría hecho como el gobiernillo en pleno, que es como si no se hubiera enterado de la gesta deportiva del gran Rafa. A Rull se le olvidó que se las tenía con un apestado al que le cae bien el Emérito, se la soplan los Países Catalanes, es del Real Madrid y se sospecha que es muy capaz de votar al PP, pero... ¿fue todo culpa suya? ¿O estamos ante un héroe nacional injustamente tratado por los suyos? El lazismo se ha encargado de que no esté al corriente de nada y ahora se queja por lo que considera una inexcusable salida de pata de banco. No, a Rull no le falta patriotismo, le falta información. Y, como diría el Astut, information is power.