Inspirado por la ley de Murphy, en la que creemos todos los cenizos de este mundo, me atrevo a enunciar la Ley de Mas: "Toda formación política que entre en contacto con el Astut sufrirá zozobras sin cuento en su seno, donde cundirán la confusión, el desamparo, la depresión y, a medio plazo, el hundimiento y la autodestrucción, que vendrán precedidos por dolorosos retortijones morales". O algo parecido. De hecho, todo el mundo puede redactar su propia Ley de Mas, pues todas serán diferentes en la forma, pero idénticas en el fondo: cualquier contacto con ese hombre es suicida, pues su capacidad para sembrar cizaña y destruir todo lo que toca es legendaria. Los creyentes temen la aparición del Anticristo; los agnósticos sufrimos la presencia del Astut.

Los creyentes temen la aparición del Anticristo; los agnósticos sufrimos la presencia del Astut

Me pregunto cómo habrá conseguido que el número de militantes de la CUP que quiere investirle presidente sea el mismo de los que no ven la hora de perderlo de vista, pero estoy convencido de que ese resultado no es casual. Nuestro hombre se había propuesto crujir a la CUP, partirla por la mitad, y cualquier otro resultado no habría estado a su altura, pues el Astut es un perfeccionista de lo suyo. Tras cargarse a Unió, al PSC y a su propio partido, la CUP era el objetivo lógico de este artista de la destrucción. Y aunque algunos ilusos creían que se había topado con la horma de su zapato, yo estaba seguro de que no me iba a decepcionar y que, una vez más, sembraría el horror y la confusión a su paso.

Tras cargarse a Unió, al PSC y a su propio partido, la CUP era el objetivo lógico de este artista de la destrucción

No hay quien pueda con el Astut, y la CUP ya puede darse por muerta, tanto si al final lo inviste como si lo embiste. El partido ya está partido en dos. Pronto tendremos la CUP y los escindidos de la CUP. Y de momento, los alopécicos y las nekanes ya han quedado como un colectivo grotesco que necesita votar tres veces para no llegar a ninguna parte. Y en el, que al final, pese a tanto rollo asambleario, acaban cortando el bacalao los que mandan, que es lo sucede en todos esos asquerosos partidos patriarcales y oligárquicos bendecidos por la banca y el Ibex 35.

Si no andas muy sobrado de luces y además te echa una maldición el Astut, ya sabes lo que te espera: llanto, crujir de dientes, bochorno y combustión espontánea. La Ley de Mas es implacable.