Durante la noche de la salvajada yihadista en París, TV3 reaccionó con prontitud y eficacia, comportándose por una vez como la televisión pública que debería ser. Evidentemente, recabaron ipso facto la opinión de Artur Mas, probablemente porque era el líder mundial que les caía más a mano. Yo hubiese preferido escuchar al presidente de algún país de verdad, pero puede que ello se deba a mi condición de vil colono rebosante de auto odio.

Según 'el Astut', los catalanes estamos especialmente predispuestos a la compasión porque hemos sufrido como bestias desde siempre y sabemos lo que se siente al ser machacados injustamente

Comportándose como el líder de una nación soberana, Mas estableció inmediatamente una relación de tú a tú con la República francesa; que, de repente, ya no era ese asqueroso país centralista que oprime a los catalanes del norte, sino un pueblo hermano al que queremos con locura. Según 'el Astut', los catalanes estamos especialmente predispuestos a la compasión porque hemos sufrido como bestias desde siempre y sabemos lo que se siente al ser machacados injustamente. Solo le faltó añadir que, comparados con las desgracias experimentadas por los catalanes desde la Edad de Piedra, el genocidio nazi de los judíos y el de los armenios a manos de los turcos eran meras notas a pie de página en los libros de Historia. Se impuso, eso sí, la hipocresía. De repente, Francia ya no era el socio principal de España a la hora de reprimir los anhelos de libertad de los catalanes, sino un amigo entrañable al que había que apoyar. La France et la Catalogne, meme combat!

Evidentemente, esta solidaridad de boquilla durará cuatro días y enseguida volveremos a ciscarnos en los franceses por su centralismo intolerable, su desprecio a las lenguas regionales y su primer ministro, Manuel Valls, ese botifler de mierda que siempre aboga por la unidad de España. De momento, se imponen la hipocresía y el falso amor fraterno. ¡Menos mal que la CUP no se presta a componendas y que uno de sus cerebros más privilegiados ya ha colgado en la red un comentario quejándose de que se proyecten los colores de la bandera francesa, tildada de imperialista, sobre la fachada del Ayuntamiento de Barcelona! Eso sí que es coherencia, Astut, y no lo tuyo. Al enemigo, ni agua. Al opresor, el desprecio más absoluto. Y la compasión, para quien la merezca.

La coherencia de la CUP en este caso es equiparable a la de Willy Toledo, que ya ha soltado algún rebuzno al respecto. Y es que no está escrito en ninguna parte que no se pueda ser idiota y coherente a la vez.