Me he quedado con las ganas de ver una manifestación en defensa de la defenestrada Laura Rosel que superara en participantes a las de los afectados por la muerte de la perra Sota. Hubiese sido lo lógico después de la que se armó cuando la presentadora de ese programa de TV3 tan ecuánime y tan centrado en la información veraz y objetiva que es Preguntes Freqüents, más conocido por FAQS, fue sustituida por Cristina Puig.

En la vida real, a la gente la despiden de manera implacable sin que nadie arquee una ceja, pero en el mundo de ficción de los procesistas todo obedece a turbias conspiraciones y a intentos de torpedear los justos anhelos soberanistas de los catalanes de bien. Corrió la voz de que Laura era demasiado radical en su independentismo militante, que Buenafuente se había asustado y la había reemplazado por alguien menos entusiasta. Que, en suma, una mano negra se había encargado de eliminar a la voz genuina de la Cataluña catalana.

Un viejo amigo con el que almuerzo los martes me sugiere una explicación más verosímil: Rosel era una chica Puigdemont --si existen chicas Almodóvar, ¿por qué no va a haber chicas Puchi, ya que ambos se dedican a la ficción?-- y lo demostraba saliendo en el programa con camisetas que lucían en el pecho el careto del legítimo fugitivo de la justicia. Con la pugna que hay entre ERC y el PDeCAT por el control de los medios de agitación y propaganda, el cada día más influyente Saül Gordillo --peso pesado de ERC y autor de un imprescindible libro de conversaciones entre el beato Junqueras y Justo Molinero (creo que si comprabas dos te regalaban un cuchillo jamonero y un disco de grandes éxitos de Los Chichos)-- decidió dar un puñetazo en la mesa y colocar a una de sus protegidas, a la que ya había intentado infiltrar, sin éxito, en Catalunya Radio.

Quien tiene un amigo, tiene un tesoro, ¿verdad, Cristina? Y como tampoco era cuestión de tirar a la basura a la pobre Laura y, además, había que calmar a los indignados por su cese, que amenazaban con dejar de ver FAQS, ya le han encontrado unos programas especiales, aunque sin periodicidad fija, en los que, sin duda, podrá seguir extendiendo la palabra del Señor: el prusés cuida de los suyos.

Se trataría, pues, de demostrar quién manda en la CCMA. Tras la chica Puigdemont viene la chica Junqueras y no hay más que hablar. El programa sigue siendo el mismo de siempre --¿tanto habría costado sustituir a Pilar Rahola por Justo Molinero?--, pero con otra presentadora. Otra mujer de la causa no especialmente simpática y sí asaz displicente --Rosel era una fanática de trato exquisito o una oportunista agradable, no lo sé muy bien-- que, de momento, ha conseguido que baje la audiencia y que el alcaldable del PP le plante en las narices una camiseta de esas que ponen "La república no existe, ¡idiota!".

Los fans de Laura siguen dando la murga en las redes, pero la cosa se irá calmando mientras, en Lledoners, Junqueras se alegra de haberle hecho un poco la puñeta a su Némesis de Waterloo. Son todos como críos.