Estimado Cocoliso:

Intuyo que no te habrá sentado muy bien la decisión del Tribunal Constitucional de retirarte la cartera de asuntos exteriores que tan generosamente te otorgó el Muy Honorable Cocomocho. Te imagino disgustado cual niño al que se arrebata su juguete favorito, pero si lees atentamente esta misiva, verás que todo es por tu bien y por el de tus compatriotas, los españoles. España es consciente de que reniegas de ella, pero la patria es como una madre que quiere a todos sus hijos, especialmente a los más desafectos. Supongo que no es necesario que recurra a la parábola del hijo pródigo, pero si no la recuerdas, ahí tienes al beato Junqueras para que te la recite de memoria.

Debes pensar que la patria no se avergüenza de ti, pero casi: no se puede ir por Europa diciendo que eres ministro de asuntos exteriores de un país que no existe, aunque tus expansiones de humor involuntario son muy apreciadas por parte de tus compatriotas, tanto las que realizas en solitario como las que emprendes al alimón con tu jefe, por las que ya se os conoce como Mortadelo y Puigmelón, Agencia de Intoxicación. Entre tus performances europarlamentarias, yo aún recuerdo cuando te quejaste en público de la patada que le había arreado un jugador del Real Madrid a nuestro Leo Messi, o cuando protestaste porque unos aviones del ejército español habían sobrevolado Girona. Debo reconocer que, en ambos casos, dejaste a tus colegas, como se dice en inglés, el idioma en que te expresas cuando vas a alguna tele británica a que se rían de ti (y de todos los españoles), flat-footed; es decir, pasmados, presas de un estupor absoluto al ver que alguien lleva al Parlamento Europeo un incidente balompédico y el vuelo de unos cazas españoles sobre territorio nacional. Ahí pusiste el listón muy alto, pero cuando ya se te fue la olla por completo fue cuando empezaste a repartir esas tarjetas chungas que te acreditan como ministro de asuntos exteriores de la república catalana en ciernes.

Tus colegas quedaron pasmados, presas de un estupor absoluto al ver que alguien lleva al Parlamento Europeo un incidente balompédico y el vuelo de unos cazas españoles sobre territorio nacional

No dudo que la decisión del TC te habrá dolido, pero alguien tenía que recordarte que solo eres un consejero de un gobierno autónomo. Y que, aunque no te sientas español (habiendo nacido en Madrid), tus compatriotas te consideramos uno de los nuestros y nos abochornas un poquito con tus ocurrencias: en Europa no distinguen a un catalán de un extremeño --ni a un catalán nacionalista de uno que no lo es-- y al final acabamos pagando justos por pecadores. Métete, pues, por donde te quepan las tarjetitas de líder mundial y dedícate a los asuntos de tu comunidad autónoma, que no te va a faltar trabajo. En cuanto a tus salidas de pata de banco, solo o en compañía de Cocomocho, adelante con ellas: una cosa es creer en la unidad de España y otra carecer del más elemental sentido del humor.