Dice un refrán anglosajón que no se le pueden enseñar trucos nuevos a un perro viejo. La máxima es también aplicable a ciertos políticos catalanes, como acaba de demostrar Artur Mas ante las declaraciones de ese testigo protegido que le identifica como el cerebro de la banda del 3%, en la que su secuaz Germà Gordó ejercería de cobrador del frac, repartiendo chorreos entre los empresarios roñicas que se resistían a pagar el diezmo convenido. Haciendo exactamente lo mismo que su padre espiritual y guía en el mundo del crimen, Jordi Pujol, que se envolvió en la bandera cuando lo de Banca Catalana, el Astut les ha dicho a sus fieles que todo es mentira y que el Estado solo pretende destruir el PDECat con sus malintencionadas patrañas. Dudo mucho que la treta le funcione, pero por intentarlo que no quede.

La teoría de que Convergència funcionó siempre como un puntal del crimen organizado cada día resulta más verosímil, pero el Astut lo seguirá negando todo porque no puede hacer otra cosa

Por otra parte, es indudable que el Astut no necesita ayuda española para cepillarse el partido: con la colaboración desinteresada de Puigdemont y Marta Pascal, va que chuta. ¡Pero si él solito se cargó Convergència, que era un negocio pujante! ¿Cómo no va a poder, prácticamente en solitario, con una birria como el PDECat, que se desangra a la vista de todos? Si este hombre es un titán de la destrucción, ¡es el Godzilla de la calle Tuset! Y lo de que su partidillo es fundamental para la independencia de Cataluña no se lo puede creer ni él, que sabe perfectamente que no va a haber ni referéndum. Lo que le pasa es que lleva desde que le cortó la cabeza la CUP en una actitud modelo "cuanto peor, mejor, y de perdidos al río". Una vez suspendido el referéndum, se sacará de la manga otras elecciones plebiscitarias y, hala, a competir con Junqueras por la presidencia de la Generalitat.

Desfachatez no le falta, como se pudo comprobar en la entrevista que le hizo Ana Pastor hace unos días. Su sistema consiste en negarlo todo, aunque las pruebas en su contra se acumulen y casi todo el mundo tenga claro que Convergència era la versión nostrada de las cuevas de Luis Candelas, pero es poco probable que le funcione. El inminente juicio al patricio Millet va a sacar a la luz más miserias del 3%, y el provecto estafador, con tal de aligerar un poco la pena que se le viene encima, es capaz de cantar La Traviata entera, interpretando todos los personajes, principales y secundarios. La teoría de que Convergència funcionó siempre como un puntal del crimen organizado cada día resulta más verosímil, pero el Astut lo seguirá negando todo porque no puede hacer otra cosa. Aunque no tenga ningún futuro, él se empeña en creer que sí. Lo ve uno caminar y le viene a la cabeza la expresión de los guardias carcelarios de los Estados Unidos cuando el reo se dirige hacia su ejecución: Dead man walking!