Manicomio catalán

¡Ahí te quedas, Astut!

9 enero, 2016 00:00

Dicen que la verdad sale de la boca de los niños y de los locos. Y de los que están a medio camino entre ambas condiciones, añado yo después de ver por la tele a Joan Tardà sugiriéndole a Artur Mas que se haga a un lado porque aquí lo importante es la patria y no las personas.

Tardà lo mismo clama "Mori el borbó!" que le dice al Astut que se aparte y no moleste

Lo peor de Tardà es también lo mejor. Su gran aportación a la humanidad en general y a Cataluña en particular es decir siempre lo primero que se le pasa por la galleta, sin procesarlo previamente para dilucidar si conviene soltarlo o no. De esa manera, lo mismo clama "Mori el borbó!" que le dice al Astut que se aparte y no moleste. Aunque él mismo debe ser consciente de que habla por hablar, ya que a Mas le pone mucho la independencia, pero le pone aún más encabezarla, no por soberbia ni por esa alergia a los juzgados tan propia de los desaforados (en todos los sentidos, en este caso), claro está, sino porque solo él, en su condición de caudillo providencial, sabe cómo llevarnos a todos a Itaca.

También Franco amaba a España por encima de todas las cosas, pero cuando la divina providencia (o quien fuese) le quitó de en medio a Mola y a Sanjurjo, pues como que todavía le hacía más ilusión la misión que se había otorgado a sí mismo.

A tenor de la cara de perro que empieza a adoptar el Astut en sus apariciones públicas: en su revuelta ya no hay sonrisas

Tampoco es de descartar que al Astut le estén haciendo luz de gas desde ERC. Mientras Junqueras insiste en que Mas es el único candidato posible, sus secuaces le van haciendo la petaca ante el primer micro que les ponen delante, y a este paso me lo van a volver más tarumba de lo que ya está. ERC debe tener presente que está ante un hombre desesperado, capaz de proponerles que entren en un gobierno en funciones, una idea absurda que solo se le puede ocurrir a alguien que ya no sabe qué hacer para conservar el sillón. La respuesta indignada de Junqueras permite intuir una escasa disposición de ERC a repetir Junts pel Sí en las próximas elecciones.

Tal como está el patio, las alegrías del Astut se reducen al ayuno de la brigada Cucurull en Can Culapi --tomado a pitorreo por llevarse a cabo tras unas jornadas de ingesta navideña probablemente desquiciada-- y a esas manifestaciones de apoyo que le monta la ANC porque para algo colocó él mismo a su fiel Jordi Sánchez al frente de la secta. Alegrías insuficientes, a tenor de la cara de perro que empieza a adoptar el Astut en sus apariciones públicas: en su revuelta ya no hay sonrisas, solo hastío, indignación, mala baba, odio a la CUP y amenazas no muy veladas de que su venganza será terrible. Qué buen rollo, ¿verdad?