Lo de vivir en la capital también tiene sus desventajas, tanto da si se trata de la capital de un país como de la capital de un aspirante a país. Por eso, de la misma manera que Madrid sufre periódicas visitas de masas que protestan por algo venidas de todos los rincones de España, Barcelona se ha tenido que acostumbrar a ser invadida cada equis tiempo por turbas rurales que cada día recuerdan más a los integrantes de la inolvidable Marcha sobre Roma mussoliniana. Ayer mismo vivimos una de esas ya habituales manifestaciones patrióticas, tan nutrida que daba la impresión de que Tractoria en pleno se había trasladado a mi querida ciudad (concretamente, repartida en 925 autobuses pagados, intuyo, con dinero público, aunque es posible que el bocadillo se lo trajera de casa cada tractoriano).

La verdad es que llenaban la zona elegida para su desahogo patriótico, por lo que la cifra de asistentes aportada por la Guardia Urbana resultaba, por una vez, muy creíble: 315.000 seres humanos. Pero esa cifra espectacular se le antojó falsa a los tractorianos, que se propulsaron a las redes sociales para decir que el número real de figurantes por la república oscilaba entre 750.000 y un millón. Y de paso, aprovechaban para cargar contra la Guardia Urbana porque, como todos sabemos, está trufada de fascistas, de franquistas y de gente despreciable. También ponían de vuelta a Ada Colau, de la que venían a decir que era la cabecilla de esa pandilla de fachas uniformados, ¡con lo que la pobre Ada quiere a los separatistas! ¡Mira que ha perdido el culo la desdichada por caerles simpática! Hasta se deshizo de los sociatas en el ayuntamiento para congraciarse con ERC y los pedecatos, quienes se lo agradecieron diciéndole que se metiera el tranvía y la multiconsulta por donde le cupieran.

Que 300.000 les parezca una cifra de asistencia muy baja da idea de cómo les funciona el cerebro. Quieren ganar por goleada a los malvados unionistas

Más de 300.000 manifestantes es una cifra enorme y hasta verosímil, pero a los tractorianos se les antoja insuficiente, ya que ellos, por definición, cuando se juntan siempre son varios millones (de la misma manera que los visitantes del Salón del Cómic de Barcelona son siempre 118.000, ni uno más ni uno menos). Esa gente es capaz de meter cincuenta personas en una baldosa del paseo de Gràcia, así que en la plaza España les caben sin apreturas entre dos y tres millones de humanos. Para evitar que se les rían los malvados unionistas, tienen el detalle de rebajar la ocupación a 750.000 personas, y si algo no necesitan es que la Guardia Urbana les diga que la cosa se ha quedado en poco más de 300.000.

Que 300.000 les parezca una cifra de asistencia muy baja da idea de cómo les funciona el cerebro. Quieren ganar por goleada a los malvados unionistas, lo que, por otra parte, consiguen siempre: no recuerdo ni una manifestación constitucionalista que haya congregado a 300.000 personas. Quedo a la espera de las cifras que aporten los diarios y las empresas dedicadas al recuento de manifestantes. Algo me dice que les van a gustar menos que las de la Guardia Urbana. Yo, de ellos, me daría con un canto en los dientes por esos 315.000.